Un clásico muy entretenido, que une la literatura con la ciencia. La primera parte, hasta que Frankenstein crea al monstruo, se desarrolla en un ambiente gótico muy interesante. No obstante, a partir de este momento, el protagonista cae en una vorágine de soledad y angustia que a veces cansa un poco, y da vueltas y más vueltas a lo mal que lo está pasando. Lo destacable de todo esto es que se ha llamado siempre al monstruo Frankenstein, y eso es un gran error, puesto que ese es el apellido del creador, del científico que da vida al monstruo. Este último no tiene nombre, ya que es rechazado y abandonado por su creador. También conviene hablar de los escenarios en los que transcurre la historia, desde Suiza, pasando por Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda… las aventuras de Victor y su monstruo son diversas y dignas de admirar y envidiar, contando con numerosos viajes por estas tierras. Las numerosas descripciones de la autora son ricas y dejan que la mente se haga una idea de cómo son estos lugares, incluso idealizándolos. Un libro de aventuras muy adecuado a jóvenes y adultos, cargado de geografía europea y sin falsas esperanzas. |