El árbol de la nuez moscada

Julia Packett es todo un personaje: descarada, vividora, mentirosa, arrogante, una superviviente nata cuyo mayor defecto es su incurable romanticismo que a menudo disimula con altas dosis de picardía, cercana a la vulgaridad. Sin embargo, nunca cae en ella, la vulgaridad me refiero, porque su sobrado ingenio y naturalidad la transforman en una persona encantadora... cuando quiere.
Tras su breve matrimonio (su marido muere en la Gran Guerra), y un embarazo sorpresivo, Julia deja a su hija con su suegra y abandona Londres para dedicar toda su energía (inmensa) a convertir su sueño en realidad: quiere ser actriz. Sólo que el mundillo de la farándula es complicado, y debe adaptarse a según que cosas... Con una vida muy trabajada, muy vivida, acaba sin blanca cuando aún no ha cumplido los cuarenta.
Han pasado casi veinte años, y es en ese preciso momento cuando recibe una carta de su hija Susan que le anuncia su boda. Requiere su presencia, ¿quién mejor que una madre para aconsejar en ese trance? Sólo que Julia no es la típica madre, lleva separada de su hija la mayor parte de su vida, y las circunstancias no son las mejores. ¿Cómo hacer para, sin dinero, aparentar lo que no se es, pero se está deseando ser? No se si me explico...
No puede negarse, al fin y al cabo además del instinto maternal su sentido común le dice que no tiene nada que perder, así que decide poner rumbo a una aventura que no sabe que le deparará. La familia, suegra y nieta, la esperan en una adorable finca de la campiña francesa, en compañía del prometido, Bryan Relton, al que Julia echará el ojo nada más verlo, para admitir avergonzada que ambos son de la misma calaña. Pero de esto nadie puede enterarse, mucho menos aún el invitado de honor, el tutor de la pequeña Susan que llegará pasados unos días, sir William Waring, que resultará ser el caballero ideal con el que toda señora que se precie sueña. ¿No había dicho yo que Julia era una romántica empedernida? ¡Oh, más leña al fuego!
Muy divertida, con diálogos inteligentes, muy jugosos, personajes maravillosamente construidos, una ácida crítica a las buenas costumbres sin perder el sentido del humor, y un final que sorprende por lo abrupto...yo hubiera preferido seguir leyendo más.