Luego vi que un Ángel descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y una enorme cadena. Él capturó al dragón, la antigua serpiente —que es el diablo o Satanás—y lo encadenó por mil años. Después lo arrojó al Abismo, lo cerró con llave y lo selló, para que el dragón no pudiera seducir a las naciones hasta que se cumplieran los mil años.
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