El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria.
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El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria.
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Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte; los valientes sólo saborean la muerte una vez.
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¡Porque no tengo ni talento, ni elocuencia , ni mérito, ni estilo, ni ademanes, ni el poder de la oratoria, que enardece la sangre de los hombres!
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Lágrimas hay para su afecto, gozo para su fortuna, honra para su valor y muerte para su ambición. ¿Quien hay aquí tan abyecto que quisiera ser esclavo?¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido!
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Si pudiera rebajarme a suplicar, los ruegos me conmoverian, pero soy constante como la estrella polar, que por su fijeza e inmovilidad no tiene semejanza con ninguna otra del firmamento.
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Y por lo tanto, debe considerarsele como al huevo de la serpiente, que, incubado, llegaría a ser dañino, como todos los de su especie, por lo que es fuerza matarlo en el cascarón.
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¿Que estercolero, qué desecho, qué inmundicia es Roma, cuando sirve de baja materia para alumbrar una cosa tan vil como César?
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¡Los hombres son algunas veces dueños de sus destinos! ¡La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos , que consentimos en ser inferiores!
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Y puesto que sabéis que no podríais miraros tan bien como por reflejo, yo, espejo vuestro, os descubriré sin lisonjas lo que existe en vos que todavía ignorais.
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Soy propiamente un cirujano de calzas viejas; cuando están en peligro, les devuelvo la salud. De modo que personas tan calificadas como las que más, han ido en cueros limpios con la obra de mis manos.
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Es el primer libro publicado por Carlos Fuentes.