Es importante destacar el trazo humano de los personajes, una constante en las obras de Shakespeare. No hay personajes perfectos , cada actuante tiene sus defectos y es eso lo que los hace reales, humanos, sus dimensiones emocionales, sentimentales y racionales son cambiantes de acuerdo con su entorno, o las personas con las que conviven, tal como lo es una persona en la vida real.
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