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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
05 November 2018
Solo necesitas un click para transportarte, unirte y enredarte con muy pocas letras y una mera pulsación; ya está... mensaje enviado y recibido, ipso facto, emisor y receptor ya están conectados, notificados y, más o menos, comunicados. Nuestros mensajes suelen ser cortos y escuetos, vamos a lo directo, no profundizamos más allá de la capa casposa: te escribo por una cuestión y espero la respuesta inmediatamente. Queremos agilizarlo todo, apresurando y exigiendo la información en el ya y en el ahora, sobreestimulando los tiempos y los ritmos, perdiendo en el proceso la gracia, el sentido de la espera y el anhelo de las buenas nuevas. Y qué decir tiene del sentido literario... solo hace falta leer algunos mensajes y observar con tristeza la involución de nuestra especie.

En La Sociedad Literaria del Pastel de piel de patata de Guernsey se nos recrea otro mundo, otra manera de hacer las cosas, esa que es reposada, detallista, delicada y, sobretodo, cuidada y artesana: la epistolar.

En este libro, las cartas, además de ser los continentes de la información, son el vehículo cargado de equipajes varios en el que reconocemos la atmósfera, las costumbres y las relaciones entre todos los personajes. Gracias a estas epístolas seremos sabedores de los sentimientos, experiencias y decisiones que toman o no toman y, conforme vayamos leyendo, iremos profundizando en ellos, en sus vidas y en sus ambientes, añadiéndonos como lectores al particular universo epistolar creado por Mary Ann Shaffer y Annie Barrows.

La narración, ambientada tras el fin de la 2ª Guerra Mundial, reproduce tiempos en los que toca reconstruir todo de una manera literal y metafórica, hilando presentes con pasados más inmediatos y celebrando, a pesar de ello, la vida, el renacer o simplemente la recuperación de la cotidianidad. En el libro, Los ensayos escogidos de Elia, de Charles Lamb, son las hebras con las que comenzaremos a tirar de esta deliciosa y maravillosa historia, que arranca cuando el callado Dawsey Adams, vecino de la Isla de Guernsey, envía una carta a Juliet Asthon para que le recomiende librerías de Londres donde pueda profundizar en la obra de Lamb.

Siguiendo con el hilo, las vidas de Juliet Asthon y Elisabeth McKenna se unen y conectan a través de la diversa producción de correspondencia iniciada con la petición de referencias y recomendaciones de Dawsey Adams. Juliet, escritora curiosa y observadora, descubre a través de Dawsey la vida que llevaron los habitantes de Guernsey durante la ocupación nazi, y cómo aquellos tiempos descarnados, todavía cercanos y dolorosos, siguen supurando en sus habitantes. Pero ellos, lejos de atormentarse y apesadumbrarse, lejos de compadecerse, celebran sus vidas cada día con tal dignidad y humor british que ya no reconoces si sus lágrimas son de emoción o de alegría, contagiándose el lector de todas las vivencias que se sucedieron en ese tiempo y lugar.

El caleidoscopio creado por las autoras es perfecto. Las cartas son la manera más adecuada para que el lector no se pierda; son los faros que iluminan la trama, la argumentación y la relación entre los personajes, sin perder con ello un ápice de la historia ni del interés por la misma. Viajamos de Londres a Guernsey, vivimos las circunstancias de unos y otros, de los vivos y de los muertos y, sobre todo, disfrutamos y celebramos sus vidas, las de todos ellos.

Y, por medio de la metaliteratura y de un club de lectura muy especial, La Sociedad Literaria del Pastel de piel de patata de Guernsey (al que me he autoinvitado por mi carilla bonita), se revelan y manifiestan estas vidas, tanto las que nos cuentan los libros como las de los socios del club que las leen y las interpretan.

Qué puedo decir... la historia es preciosa, el libro conmovedor, las cartas reveladoras y maravillosas, y todos los epistológrafos (Juliet Asthon, Dawsey Adams, Sophie Strachan, Sidney Start, Markham Reynolds, Amelia Maugery, Isola Pribby, John Brooker, Adelaide Addison... entre otros), comparten con el lector, con sus diferentes estilos y lenguajes, sus historias, amores, misterios, romances y, sobre todo, la pasión por la literatura, al tiempo que son capaces de construir y recrear ese universo tan particular y bonito que encuentras en la Isla de Guernsey, que te acompaña mucho tiempo después dejándote una de esas huellas que siempre abren la mente y conmueven al espíritu.

Supongo que, al final, compartir todas sus vivencias y todas sus lecturas les hace un poco más tuyos, pues no quieres desprenderte de esa atmósfera y ambiente tan particular lleno de positivismo y vida que crea La Sociedad Literaria del Pastel de piel de patata de Guernsey, ni de aquellos que la componen... y no me refiero solo a los miembros fundadores, sino a los que de alguna manera se relacionan con ellos, entre los que me incluyo sin lugar a dudas.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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