La isla del árbol perdido

¡Qué viaje inesperado tan bonito ha sido esta lectura!
 
‘La isla del árbol perdido' no es otra que Chipre. ¿Qué sabéis de la historia de esta isla? Yo, antes de leer este libro, más bien poco. Algún dato suelto, sin ningún contexto, podía bailar por mi cabeza. Ahora, siento que quiero saberlo todo.
 
Chipre, década de los 70 y de los 2000, y Londres, años más tarde, son las principales localizaciones de esta historia en la que a través de una historia de amor donde Romeo y Julieta se quedan cortos, entre Defne, turcochipriota, y Kostas, grecochipriota, conoceremos el devenir de este trozo de tierra que flota en el Mediterráneo.
 
Eso sí, que nadie espere aquí una novela histórica al uso, ni mucho menos. Por una vez, no todo gira en torno a la historia de los hombres (aunque sí, están ahí… haciendo más daño que bien), es la historia de la isla: de su flora, de su fauna, de su tierra, de sus creencias, de sus tradiciones, de su gastronomía. La novela tiene también mucho de contemporánea porque también tendremos a una protagonista adolescente (la parte más floja para mi) que está pasando por un duelo al tiempo que intenta que su salud mental no se resienta y trata de entender por qué sus padres nunca le han hablado de su pasado. 
 
Uno de los puntos clave es que uno de sus narradores es una higuera. Si, si… ¡un árbol! Y aunque esto suene extraño, no podría decir que estamos ante una historia realismo mágico, la higuera se alza como una narradora casi lírica, relativamente imparcial a la hora de hablar del devenir de la isla, no tiene intereses en ninguno de los dos bandos en los que los habitantes humanos se dividen y, al mismo tiempo, ofrece una mirada llena de sabiduría sobre el comportamiento de estos. Sus fragmentos son casi lecciones de vida, te dejan pensando y te llenan de conocimiento, pero también angustia, te ofrecen nuevas formas de mirar y te impulsan a nunca dejar de hacer preguntas.
 
Un canto a la memoria histórica, que apela a reflexionar sobre lo que dejamos en el olvido y porqué lo hacemos. Sobre la memoria de un país, de una cultura, pero también de cada familia. Busca abrazar el dolor de muchas familias emigrantes y poner en valor su fortaleza. Cierras la novela pensando en porqué no preguntaste más a tus abuelos sobre su vida cuando eran jóvenes o en hacerlo lo antes posible si aún tienes la posibilidad.
 
Una novela que crea lazos entre el lado más oscuro de la historia de diferentes países, mostrando como el mismo dolor asola los corazones de Chipre, Chile o España, entre otros. A través de las vivencias de unos personajes encantadoramente imperfectos, la autora consigue que jamás olvides esta historia.  Y es más, consigue que sigas investigando, leyendo y, sobre todo, pensando.
 
Una historia de amor, de guerra, de pérdida. Una novela sobre la familia, la fuerza de las raíces del dolor, la salud mental, la esperanza. Sobre el hogar. Sobre la naturaleza. Sobre las raíces, de plantas y humanos.
 
Una historia bonita, contada de una forma, a mi parecer, preciosa, con algún toque culebronesco (cierto es), dedicada a “a los inmigrantes y exiliados de todas partes, a los desarraigados, a los vueltos a arraigar, a los sin raíces y a los árboles que dejamos atrás, enraizados en nuestros recuerdos”. Un libro que merece la pena leer.

Buenas tardes familia, hoy os traigo la reseña de la isla del árbol perdido de Elif Shafak, publicado por Lumen. En un convulso 1974, mientras el ejército turco ocupa el norte de Chipre, Kostas, un griego cristiano, y Defne, una turca musulmana, se reúnen en secreto en la taberna La Higuera Feliz. Allí, lejos del fragor de la guerra y de todo el mundo, crece a través de una cavidad en el techo una higuera, testigo del amor de los dos jóvenes, pero también de sus desencuentros, de la destrucción de Nicosia y otros sucesos más. Una historia de guerra, pérdida y amor.

Sin duda este libro ha sido una sorpresa. Desde el momento en el que vi la cubierta me llamó la atención y la autora la tenía pendiente. Este libro me ha recordado a las mil y una noches y Apeirógono de Colum McCann. Me ha recordado también a los jugadores de cartas de Cézanne.

Me ha encantado conocer a Meryem, a Kostas, a Defne, a Ada, a la Higuera feliz, a la flora y a la fauna de Chipre. La historia tiene distintas narradoras y distintas líneas temporales. Es un libro mágico. Un libro donde ciencia, observación, flora, fauna, familia, guerra, amor, tradición y supersticiones se van intercalando hasta crear una historia que devoras.

No conocía la historia de Chipre pero me han dado ganas de viajar ahí, de indagar más, de conocer más su historia. He paseado por los diferentes escenarios que narra la autora, he visto cómo sería La higuera feliz y es un sitio en el que hubiera sido más espectadora que participante.

Este libro te hace mirar la realidad con otros ojos, te pone en una encrucijada, pero no diré nada más porque quiero que lo descubráis vosotrxs mismos. de este libro he subrayado varios fragmentos y me hubiera quedado con dos páginas enteras.

y ¿vosotrxs, lo habéis leído? ¿Habéis leído a la autora? ¿Me recomendáis alguno?

Qué poco conocemos a veces del mundo que hay a nuestro alrededor, tanto a nivel político, como cultural o social. Eso fue lo que encendió mis ansias en cuanto vi esta novela, que nos acerca a la historia de Chipre más reciente y al conflicto bélico civil entre turcos y chipriotas que sufrió el país durante 1974, una debacle que arrasó con las vidas y sueños de miles de civiles.

En este tremendo marco social, se encuadra la historia de amor de Kostas y Defne, una turca musulmana y un griego cristiano, que atenta contra todos los convencionalismos e intolerancia religiosa del momento. Es duro pensar, que aun estando ante una historia ficticia, su trasfondo político y humano es real, pudo ser la historia de muchas personas que sufrieron los horrores de la guerra, que vieron destruidas sus vidas, separadas sus familias, y sufrieron la muerte y la miseria.

Un libro muy original, tanto por su narrativa en tres tiempos, como por tener como uno de sus protagonistas a un árbol, una higuera, al que se otorga voz y pensamiento cargando a la historia de un efectivo toque de realismo mágico. Esta higuera, asiste como espectador estático e impotente a todo el desarrollo de los acontecimientos, dándonos un enfoque de la historia más inocente y cargado de lirismo, y acercándonos a la naturaleza en un abanico de colores, olores y sabores. La comida también es parte primordial de la narración, la gastronomía y los sabores nos acercan a una cultura que me ha encantado conocer en profundidad y que me han hecho salivar mientras leía. Una historia donde lo único que me ha chirriado ha sido la trama amorosa, no he empatizado con ninguno de los protagonistas, no me han resultado cercanos ni creíbles, sin embargo, es un hándicap que se diluye el horror del contexto que estamos conociendo.

Que importante es visualizar la historia y nuestros errores para intentar no volver a tropezar con la misma piedra, aunque mi desesperanza en el ser humano cada vez lo vea más complicado. Y es que como dijo un sabio en su día, lo único infinito es la estupidez humana.

En la Chipre de los años 70 una historia de amor entre jóvenes de religiones opuestas era sinónimo de desgracia, puesto que en ese mundo del que formaban parte, la historia no dejaba lugar a dudas: una relación romántica entre una persona griega y una turca no era tolerable, cualquier otra opción significaba asumir un desafío abierto con todas sus consecuencias.

Aun así, en un convulso 1974, mientras el ejército turco ocupa el norte de la isla, Kostas, un griego cristiano, y Defne, una turca musulmana, se reúnen en secreto bajo las vigas ennegrecidas de la taberna La Higuera Feliz. Allí, lejos del fragor de la guerra, crece a través de una cavidad en el techo una higuera, testigo del amor de los dos jóvenes, pero también de sus desencuentros y de la destrucción de Nicosia por una guerra civil incomprensible.

Décadas más tarde, en el norte de Londres, Ada Kazantzakis ajena a todo lo anterior, acaba de perder a su madre. A sus 16 años nunca ha visitado la isla en la que nacieron sus padres y está desesperada por desenredar años de secretos y silencio. La única conexión que tiene con la tierra de sus antepasados es una higuera que crece en el jardín de su casa.

La isla del árbol perdido es la historia de Chipre, la de sus creencias, sus tradiciones y su gastronomía, la de un pueblo dividido que no fue capaz de reconciliarse. Pero también es la historia de Kostas y Defne, la historia de Ada. Una historia sobre la pertenencia, la identidad, el amor y el dolor y la capacidad de regeneración a través de la memoria.

Y todo contado de una forma sosegada, casi poética que hará que te enamores de los personajes, pero también de la isla, de su naturaleza, sus paisajes, sus gentes.

Me ha encantado. Esta mujer escribe maravillosamente.

Me ha parecido muy interesante todo el trasfondo histórico en el que se encuadra esta historia. Narrada de forma bastante amena, alterna el relato de diferentes épocas y diferentes puntos de vista. Quizás me sobra un poco el realismo mágico. La higuera hablando y contando su punto de vista no me ha terminado de convencer. Pero, en términos generales, me ha gustado.