Tengo derecho a la cultura

Todos tenemos derecho a la cultura, eso es evidente, o al menos, si vives en un primer mundo. Para aquellos que no tienen el placer, o la suerte, la cultura es un lujo, algo a lo que les es muy difícil acceder.
Es por ello que este breve cuento, que muestra la triste realidad, a veces exclusiva, que viven más de el 60% de los niños de todo mundo, y otros tantos que un día lo fueron y que ojalá hubieran tenido oportunidad de leer este cuento, es tan importante.
Parece mentira, ¿verdad?, pero, entonces, la cultura ¿Es un lujo?. Bueno, si realmente te estás planteando esta pregunta, es evidente que deberías dedicarle un momento, unos pocos minutos, (por fortuna, o desgracia para aquellos que se quedan con ganas de más, como es mi caso, es lo que se tarda en acabar de leerlo) para adentrarte en los pensamientos que aquí se exponen, en ocasiones tan obvios que resulta perjudicial, pudiendo pasar por alto un problema tan presente en la sociedad.
Todo ello amenizado con gran diversidad de ilustraciones que nos ofrecen y nos cautivan con su naturalidad infantil, completadas con gran calidad de detalles y colores.
Un libro que sin duda recomiendo para cualquier edad, a pesar de ser calificado como literatura infantil. A veces, para entender las cosas, es necesario regresar a nuestros primeros contactos con ellas.

Un canto a la tolerancia, a la diversidad de la raza humana y al hambre de conocimientos de los niños, con 44 páginas a todo color y dibujos que ocupan prácticamente toda la página. Un libro infantil que incentiva la curiosidad por saber en los más jóvenes, por conocer más de la historia de la humanidad, de la historia del arte, de la música, de las artes escénicas, pero también un libro que motiva a pintar, a descubrir los instrumentos musicales, a experimentar y a imaginar lo que podemos experimentar, porque "el arte y la cultura, tesoros de la humanidad, se deben compartir". Y este libro incita a ello.

Un libro infantil para dar a conocer todas las formas de cultura, incluso las menos convencionales, animando a los niños a descubrirlas y a ser conscientes de que cada cultura tiene su riqueza y su valor. También denuncia la dificultad de acceso a la cultura para algunos niños e incita a compartirla en todas sus formas, ya que debería ser un derecho. Un libro poético y con preciosas y coloridas ilustraciones.