Nuestra Señora de la Soledad

Una historia relativamente sencilla de estilo sobrio con la que me costó un poco involucrarme, pero que contiene algunas ideas con las que me pude identificar.
Las imágenes son explícitas, por ejemplo, Santiago, el escritor amante compra el “Puerto Escondido”, que es el lugar al que tiene que llegar Rosa, la detective, para encontrar a Carmen, convertida en Lucía en ese rincón lleno de luz interior que es lo único que se lleva la escritora al escaparse de su vida: “La soledad es como una luz sin sol” dice el texto.
Me gustaron algunas citas y a la vez pistas, como ese diálogo entre la escritora y su hijastra: “«¿Qué pasa, Carmen?», le pregunté. «¡Me sobra!», fue su respuesta. «¿Qué te sobra?» Vaciló y luego dijo: «¡Todo! ¡Absolutamente todo!»”.¿A cuántas de nosotras no nos ha pasado alguna vez algo parecido? Momentos en los que todo pesa y quisiéramos vernos livianas.
Interesante también es el contraste entre las dos mujeres, aunque lo vi insuficiente. La detective se identifica como una mujer de 54 años que ya ha aprendido todo lo que hay que aprender en la vida. La escritora en cambio manifiesta: “En vez de avanzar, de aprender con la experiencia, retrocedo y el mundo me queda cada vez más grande”.
Otras miguitas que nos va depositando en las páginas y que me llamaron la atención fueron: “La palabra libertad aplicada a una mujer es casi siempre una mentira”. Y no cabía otro final para una mujer que “En buenas cuentas, trabaja con la libertad de movimiento a la que todo ser humano aspira”.
El final revela que no es tanto el misterio como la complicidad y el respeto de Rosa hacia Carmen/Lucía. Tal vez porque la búsqueda de Carmen le ha supuesto un viaje interior también a la detective. La obra, en ese sentido, reclama una sororidad muy necesaria entre las mujeres.

Nuestra Señora de la Soledad (1999) es un libro publicado en México donde la escritora residió con su marido diplomático entre 1997 y 2003; para mí es una relectura de la cual salgo encantada porque me pareció mucho más interesante que la primera vez cuando abordé el libro como una novela de suspenso y me defraudó. Me defraudó porque bajo el pretexto de ser una novela de género policial, es en realidad mucho más que eso y pienso que en aquellos años yo leía demasiado rápido.

El título emana del nombre de la Iglesia Nuestra Señora de la Soledad , la patrona milagrosa de Oaxaca, la antigua Antequera en México, donde transcurre una parte del relato.
Es curioso constatar cómo dos obras literarias leídas por azar una tras otra, pueden hablar tan diferentemente de la misma ciudad. Marcela Serrano describe Oaxaca como una ciudad preciosa, rodeada de montañas y con una vegetación esplendorosa. Contrastando con esta visión idílica de Oaxaca yo leía la novela del norteamericano Richard Ford La última oportunidad (1981) donde la misma ciudad es retratada como un infierno, yerma y seca. Es verdad que no estamos ante la misma problemática ni en el mismo medio social, y el escritor es fiel al estilo dirty writing que lo caracteriza.

EL TEMA : Una destacada escritora chileno-norteamericana, Carmen Ávila, desaparece de la circulación sin dejar huellas en Santiago de Chile. Su marido, un reconocido economista, contrata a una investigadora para aclarar el asunto. La investigadora es Rosa Alvallay, una mujer de 54 años, bastante apocada, divorciada y con una formación de abogado. Con muy pocos datos, Rosa Alvallay irá reconstituyendo la vida de esta escritora con una personalidad bastante extraña, como despegada de toda materialidad e incluso de su rol maternal. Poco a poco irá indagando por el lado de los hombres cercanos a ella : su primer marido, un cirujano hoy radicado en México, un escritor mexicano que la albergó cuando ella llegó a México exiliada y un militar de la guerrilla colombiana que fue su amante.

Paso a paso iremos profundizando la vida de Carmen Ávila con personajes que gravitan a su alrededor. El estudio psicológico de los personajes y las situaciones en general están muy bien vistos. El ambiente estrecho y confinado en Santiago de Chile está ferozmente estigmatizado y hete aquí lo que Marcela Serrano escribe sobre el ambiente literario local…un mundillo de mierda. Todos le rendían pleitesía (a Carmen Ávila) porque era famosa, pero la descueraban en cuanto daba vuelta la espalda. Bueno, nada nuevo. Nuestro deporte nacional..….La investigadora logrará desenmarañar las cosas al mismo tiempo que ella se proyecta como mujer en la pesquisa. Es la parte que encontré más interesante del relato.

Me gustó la posición ética de la investigadora al final de la historia, que fuera de asombrarme, me encantó porque es creer en la posibilidad de dar cambios a la vida de cada cual, sin juzgar. Un final abierto e inteligente hacia una esencia de la feminidad aunque sea diferente.
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