Delos, tu madre, antes Cíclada errante de acá para allá a capricho del viento (ahora, ya estable, se sujeta a la tierra con raíces seguras, desdeña al viento y amarra los navíos que antes solía seguir) |
Delos, tu madre, antes Cíclada errante de acá para allá a capricho del viento (ahora, ya estable, se sujeta a la tierra con raíces seguras, desdeña al viento y amarra los navíos que antes solía seguir) |
A instancias de Febo fui engendrado: no me avergüenzo de mis padres
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A la fidelidad que se obtiene con dinero la vence el dinero
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¿Por qué no actúas, desgraciada? Ahí les llega ya a tus hijos una madrastra enloquecida: que se haga pasar la espada, si no puede ser de otro modo, por tu costado y que os mate a los dos.
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¡Qué verguenza y qué pesar! ¡Una hija de Tindáreo, descendencia del cielo, ha parido una víctima lustral para la escuadra doria!
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Lo que la razón no puede, lo sana muchas veces la dilación
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Se han perdido las costumbres, las leyes, la honra, el afecto, la lealtad y el pudor, que, cuando se ha perdido, ya no sabe volver
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Todo lo moderado tiene más larga vida: dichoso aquel que, siendo del montón, tranquilo con su suerte, se ciñe al litoral con un viento seguro |
Las mejores cabezas son las que gustan para el sacrificio
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Nunca los cetros gozaron de apacible reposo ni tuvieron un día seguro; una angustia tras otra los fatiga y agita su alma siempre un nuevo temporal |
Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises