Ante el abismo

El arte es de esas cosas que no piden permiso para entrar.

Cada uno debe elegir entre alcanzar el éxito o ser feliz al bailar, incluso cuando lo segundo conduzca muchas veces a lo primero.

Las mejores intenciones pueden resultar peligrosas.

Hay cosas que no salen como se espera y otras se van de control una vez que se las pone en marcha.

Cada sueño tiene un precio.

Los caminos son múltiples y siempre puedes redirigir tus pasos, pero que sea por tu propia decisión, no porque las acciones de otros te asustan.

No existe mejor manera de salir de los embrollos que a través del conocimiento.

No sé si será justo evaluar el trabajo de una persona en tan solo hora y media, pero nada se puede hacer, más que mostrarse lo mejor posible y esperar.

—Me alegra que no te amedrentes con facilidad, porque esa es una habilidad de la que carecen muchas bailarinas y es sumamente necesaria.
—¿Como la capacidad de soportar el dolor?
—Incluso más, si se tiene en cuenta lo feroz que puede llegar a ser la competencia en el mundo del ballet.
—No la entiendo —aseguro.
—Espero que nunca lo hagas, de verdad.