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Dos mundos separados entre sí por tan solo un débil velo cada vez más ajado. ¿Dónde empieza lo real y donde los cuentos que las viejas leyendas contaban para alejar a la gente de los bosques? Este libro se desarrolla en Arbientes, un pequeño pueblo gallego en el que todo parece normal. Sin embargo, para María la vida deja de serlo de golpe cuando una noche tras la muerte de su marido su bebé recién nacido empieza a llorar de golpe y al ir a verlo algo extraño sucede por apenas un segundo. Desde ese momento el pequeño Abel y su propia vida no vuelven a ser igual. Es muy complicado hablar de este libro sin desvelar la trama principal. El autor divide “La Realidad“ en tres mundos distintos: El real en el que se desarrolla la trama principal, donde María y Abel viven en una situación completamente infeliz. El niño, ahora con once años, ha superado una enfermedad que lo tuvo postrado en cama muchos años, pero entre las secuelas se encuentran la falta de expresión de su rostro y la dificultad para caminar. Todos le hacen bullying hasta que durante las vacaciones de verano conoce a Tania, una chica extraña, con un trasfondo profundo que oculta numerosos traumas, pero que se convierte en su única amiga, ya que su propia madre le teme y rehuye. El Mundo Borroso, que se encuentra al otro lado del velo y habitado por criaturas mágicas, malvadas y retorcidas que están obsesionadas con el mundo humano y se empeñan por llegar a él a toda costa. El mundo de los druidas, los guías... son los encargados de vigilar que el velo no se desdibuje y se rompa el equilibrio entre ambos mundos. Todo ello con la ayuda de las Enlaces, chicas que pueden adentrarse en el Mundo Borroso en sus sueños y encontrar las fisuras en la membrana que separa las dos realidades. Una de las mejores características del libro es que hace referencia a otras obras como Peter Pan, Narnia o Alicia en el país de las maravillas y a su misma vez se guia y basa en el folklore para así poder demostrar que los cuentos no son solo fantasía, sino que tienen una base de realidad que se ha olvidado. Aunque la novela está calificada como juvenil, la consideraría un poco más adulta, con tintes de fantasía oscura y algunas pinceladas de terror. Como única pega, quizás el que el desenlace de la historia se desarrolla tan rápido que apenas te da tiempo a saborearlo cuando todo ha acabado. No solemos leer este tipo de historias, sin embargo nos ha sorprendido enormemente y nos ha descubierto un nuevo género con el que sin duda repetiremos. Una novela muy recomendada para aquellos que quieran comprobar que los cuentos de hadas no siempre son lo que parecen. |
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