Las cuentas pendientes

No sé muy bien cómo afrontar la crítica de este libro, porque no sé si ha terminado de gustarme. Estamos ante una novela negra, que parte con la noticia del asesinato de Raquel, la exmujer del presidente de una caja de ahorros del levante español. Pero no vamos a enterarnos de esa noticia por lo que informan los medios, o después de que se desarrolle una trama que haga que entremos en la historia, conociendo a los distintos personajes, sino que vamos a acercarnos a ella de la mano de Ernesto Urrutia, el protagonista, que ya en la primera página habla de la noticia del asesinato, conocida por él gracias a un telediario, y es él el que va contando la historia, pero no de una forma pausada, sino algo atropellada, reconstruyendo con excesiva minuciosidad los diálogos que mantuvo algún tiempo antes cuando de casualidad retomó su relación con la fallecida, con la que mantuvo una relación años atrás, y con la que se encontró de manera casual en los jardines del Museo Reina Sofía, en Madrid, lo que encendió de nuevo la llama entre ellos.
Y va a reconstruir esta historia y estos diálogos delante del Javier y el Cipri, la “pareja de picoletos” al frente de su declaración, utilizando para ello la segunda persona, un recurso al que no estoy demasiado acostumbrada y que ha hecho que una novela de poco más de doscientas páginas se me haya hecho algo eterna, sin que se pueda avanzar demasiado en la trama. Lo que en otras novelas de intriga hace que las páginas vuelen entre las manos, con abundancia de diálogos y acción, aquí se ha quedado algo corto. Hay crítica social, se denuncian las consecuencias que trajo la crisis financiera por el boom desmesurado de la construcción, y hay asesinato, intento de robo, investigación... pero algo falla en la novela, o quizá no era el mejor momento para que asumiera su lectura. Como dice la canción… “No eres tú, no eres tú, soy yo”.
La novela tiene catorce capítulos, pero son capítulos muy densos, en los que se dan demasiados datos, sobre todo al principio, datos que salen de la boca de Ernesto, que trata de contar con pelos y señales su historia con Raquel, y con los personajes con los que va coincidiendo en el tiempo, evocando los diálogos, narrados por él mismo, y al mismo tiempo reflejando sus pensamientos. Ha resultado una forma de narración algo arriesgada para mi gusto, que en parte ha roto mis esquemas. Llevo una buena racha de lecturas que están dejando el listón muy alto, a pesar de que algunas eran muy extensas, y esta me ha costado mucho de digerir. Creo que voy a tener que darle una oportunidad en un futuro espero que no demasiado lejano para de verdad disfrutar la historia.
Si queréis un consejo y al final os animáis a leerla, intentad no mezclar la lectura de este libro con ninguna otra, porque creo que se necesitan los cinco sentidos para seguirla y conviene leerla rápido, sin que pase demasiado tiempo entre la lectura de un capítulo y otro, porque personalmente tuve que empezarla dos veces para recordar qué era lo que había leído. Si consigues meterte en la historia, la trama no está mal, el problema es que por alguna razón yo me he salido alguna que otra vez de lo que estaba leyendo y no he terminado de empatizar. Igual una segunda lectura me hace cambiar de idea. Es mi intención para más adelante.

En primer lugar agradecer a Babelio, Masa Crítica y a Drácena Editorial por el envío del ejemplar. Destacar que está editado en tapa blanda con solapas muy cómoda de leer.

Ernesto Urrutia, protagonista de esta breve novela negra, se reencuentra casualmente después de 30 años con su primer amor, Raquel. Éste hecho propiciará una vuelta a la intimidad entre estos antiguos amantes, cuyo amor terminó de forma bastante abrupta en el pasado. Pero, lo que en un principio parecía que iba a servir de redención y nueva oportunidad para esta pareja, termina convirtiéndose en un torbellino de secretos, incógnitas y hasta asesinatos, que llevarán a Ernesto a una situación límite y sacará a la luz toda la podredumbre que se escondía bajo el destello del lujo y el dinero fácil.

Porque esta historia, que transcurre a principios de la década de 2010, justo después del estallido de la crisis económica que asoló la economía española recientemente y las vidas de muchos españoles, sirve de excusa para poner el foco en los abusos y desmanes que se cometieron en los años anteriores al estallido de la crisis, por parte de políticos, empresarios e instituciones financieras, que derivaron en la debacle económica que llevamos arrastrando desde entonces.

Contada por el propio Ernesto a sí mismo en segunda persona (algo bastante inusual y que descoloca mucho en un primer momento), le da un toque de originalidad a la historia que, por lo demás, es bastante normal y predecible.

Cabe destacar el lenguaje utilizado por el autor para diferenciar a unos personajes de otros, ya que en las conversaciones en las que intervienen personajes que se mueven en ambientes criminales, el lenguaje es jerga típica de los mismos, con frases como: "Vampi, dale la recortona al Míster y cóseles mas manijas a estos juláis". Mientras que en las conversaciones con gente más refinada el tono del lenguaje es normal. Ésto que para algunos puede ser un hándicap, para mí es un plus que ayuda a crear ambientación y le da un toque cómico a la narración.

La novela es bastante ágil y se lee muy bien, aunque como digo no trae nada nuevo al género. Aún así yo la he disfrutado bastante y me ha dado a conocer a un autor al que no me importaría volver a leer en cualquiera de sus otras obras publicadas.

Por eso, si te gusta la novela negra y las historias con acción, creo que esta novela podría ser una buena opción para tu próxima lectura.
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En ocasiones leer un libro y entiendes ese refrán español que dice "quien tiene padrino se bautiza", pues bien esta novela es el claro ejemplo de ello. Como buena aprendiz de escritora sé lo difícil que es el mundo editorial cuando no te conoce nadie, no importa lo bueno que sea tu libro, si no hay alguien influyente que lo impulse no llegará lejos.
Pues bien, en el otro extremo hay libros que no valen ni para calzar una mesa pero que misteriosamente se publican sin esfuerzo y llegan a todas partes... ya os imaginaréis dónde se ubica Las cuentas pendientes de Gastón Segura.
Escrito con un lenguaje vulgar y una redacción abrupta, la novela desaprovecha un argumento que bien hilado hubiera dado mucho juego, pues la corrupción de la Comunidad Valenciana y los excesos de las Cajas de Ahorros cabrearon a mucha gente.

Valoración: 1/5

Sinopsis: Como toda novela negra, Las cuentas pendientes, bajo su envoltura de ficción, no deja de ser una amarga denuncia; en este caso, sobre los efectos devastadores de la crisis financiera de 2008 en el sector de la construcción y, como consecuencia, sobre esa red bancaria, tan peculiar, que eran las cajas de ahorros y los individuos de dudosa moralidad que las gobernaron.La trama transcurre en uno de los lugares más castigados por aquel derrumbe general: una provincia del Levante, y gira en torno a la quiebra de uno de esos monumentos a la estulticia que fueron y son los parques temáticos, cuyo desplome es silenciado por todos los prebostes de la provincia hasta que, accidentalmente, aparece muerta la exmujer del presidente.

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