Es una bonita y triste historia que me hubiera gustado más si no tuviera algunos capítulos un poco densos que hacen que se pierda un poco el ritmo de la trama. Los personajes son de cuento: los buenos muy buenos y el villano malo malísimo. Siempre que se menciona realismo mágico me viene a la mente “Cien años de soledad” (la comparación me resulta inevitable) y aquí la magia se me ha quedado un poco escasa. Esperaba más. Pero como digo, la historia es muy tierna y el tramo final muy intenso, es la mejor parte del libro.
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