La reina de Ástrea ha sido asesinada, Theodosia, su hija, ha perdido a todos sus seres queridos y su tierra ha sido conquistada por los kalovaxianos y está siendo gobernada por un káiser malvado que oprime y maltrata a su pueblo. A ella la tiene prisionera, en el propio palacio de su madre, para poder humillarla y castigarla a su antojo, le cambia el nombre por Thora y la llama Princesa de Cenizas haciéndola pagar por cada fallo o improvisto que se presenta al pueblo kalovaxiano. Pero pronto Theo se ve respaldada por algunos de sus compatriotas y comienzan a preparar una revolución, ya han aguantado bastantes años de esclavitud y maltratos. Este libro de fantasía, narrado en primera persona por la protagonista, y que quizá en algún momento se nos hace un poco lento aunque no por ello menos entretenido, nos cuenta la historia del pueblo de Ástrea, sus costumbres, su magia, dioses y creencias y cómo es despreciado por las gentes que lo han conquistado. Se comienza a fraguar una revolución aunque cuando realmente va a comenzar la acción nos deja con la intriga y la miel en los labios con el giro final para el siguiente libro. No puede faltar el amor, ya que Theo se verá envuelta en dos aguas y una relación no muy bien vista a ojos de su gente pero quizás sí muy beneficiosa para ellos y la veremos renacer de sus propias cenizas: intentando recabar informaciones, pensar en quien confiar, diseñando estrategias, y comportándose como una más de los convivientes en palacio, paseando por sus jardines, corredores e incluso pasadizos para poder pasar lo más desapercibida posible. Por muchos años que hayan pasado ni ha perdonado ni olvidado y aunque se haya mantenido dócil ella es inteligente y astuta y en este libro no acaba nada más que empezar a recuperar lo que le pertenece. Pero para ello creo que tendremos que seguir leyendo Dama de Fuego. |