Suave es la noche

Fue Gertrude Stein quien, en una conversación con Ernest Hemingway en París, calificó a los escritores norteamericanos afincados en Europa tras la Primera Guerra Mundial como la generación perdida. Desde entonces, nombres como Faulkner, Dos Passos, el propio Hemingway, Pound y Fitzgerald (entre otros) han alimentado con su trabajo dicho movimiento.

Tras leer El gran Gatsby y conocer parte de la existencia de Fitzgerald en La muerte de la mariposa, me lancé a descubrir la obra más autobiográfica del estadounidense.

Dividida en tres libros distintos, Suave es la noche nos presenta al matrimonio Diver y su plácida vida en la Costa Azul. A través de un narrador en tercera persona y saltos temporales, Fitzgerald desgrana una historia llena de falsas apariencias, emociones y misterio.

El rico vocabulario y las descripciones amplias ayudan a conformar un ritmo melódico en el que el lector se acomoda para disfrutar del viaje. La jovialidad, el carpe diem como filosofía de vida, la ilusión, la nocturnidad y la calidad literaria de Fitzgerald nos convierten en testigos privilegiados de la Europa de la segunda década del siglo veinte.

Sin embargo, serán las mentiras, la hipocresía, la nostalgia y las carreras sin sentido contra el destino los elementos que nos hagan reconocer el estilo del de Minnesota. al igual que en El gran Gatsby, se atisba una crítica hacia la sociedad de bien y la hipocresía dominantes. Por otra parte, será el miedo al pasado y los fantasmas que éste pueda resucitar los elementos que ayuden a los protagonistas a trazar su camino.

Sin embargo, para Fitzgerald hay algo que, o bien lo salva todo, o bien lo reduce a cenizas; el amor. Nada queda libre a las emociones. Las casualidades no existen cuando hay sentimientos de por medio y, por muy difícil que sea confirmarlo, nuestros pasos ya están escritos en la eternidad.

Pero, si hay algo que tenga que destacar por encima de todo, ello es la psicología y la crudeza con las que da vida a sus personajes. En lo que parece un reflejo de lo que fue su vida con Zelda Sayre, Fitzgerald da luz a Dick, Nicole, Rosemery, Abe y compañía. Con una evolución mental impecable, cada personalidad se va transformando conforme el escritor teje una trama abrumadora con tintes biográficos. El sufrimiento, el temor, la ira, la pasión, el rechazo. Estas son solo algunas de las sensaciones que esgrime a través de ellos para mostrarnos su condición de escritor maldito en lo que parece un último y desesperado grito de auxilio.

En definitiva, Suave es la noche es una novela crítica, de mentiras, de amor, de desamor, de infiernos personales, de pasado, de nostalgia, de contrastes, de ambiciones, de subidas, de vuelos en caída libre y, sobre todo, extraordinariamente única.

Es decir, pura gasolina.
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