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Crítica de santialonsoyuso


santialonsoyuso
20 June 2018
Tras leer y descubrir el lado más íntimo de Hemingway en París era una fiesta, y después de conocer un poco más de cerca la amistad que éste profesaba hacia F. Scott Fitzgerald, consideré que mi próxima lectura no podía ser otra que El gran Gatsby, la gran obra del escritor de Minnesota.

Fue así como me zambullí de lleno en la que es considerada como La Gran Novela Americana.

Hay libros que dejas pasar y de los que apenas te acuerdas tiempo después de concluirlos. También los hay que te atrapan y te cuesta desprenderte de su recuerdo. Pero, en un lugar aparte encontramos esos (pocos e inigualables) que se ganan la condición de eternos.

El gran Gatsby ha pasado a formar parte de mi selecta lista de novelas para enmarcar. Con una estructura simple y una narración lineal y progresiva, Fitzgerald fue capaz de crear una obra de arte en apenas doscientas páginas. Con una habilidad innata, exprime su capacidad literaria al completo para transportar al lector a la sociedad americana de los años veinte. Ante una atmósfera de éxito, donde la felicidad abandera la rutina estadounidense, siempre hay un resquicio, por mínimo que sea, que deja paso al azar y la incertidumbre.

Así se construye una trama que nos sume en un vórtice de acontecimientos que, pese a la melódica narrativa, acelera el ritmo hacia un final inevitable.

Del estilo destaco la belleza en la manera de escribir de Fitzgerald. Hay en sus palabras una amalgama de lírica, dureza y realidad que confiere a la obra una veracidad cuasi tangible.

Respecto a los protagonistas, la psicología es un factor que nos insiere de lleno en la época. La personalidad de los personajes y su comportamiento son el reflejo imperecedero sobre cómo era convivir en la cultura del consumo.

Ligado a este aspecto, llego al punto que más me ha cautivado e impactado de la lectura; la crítica feroz a una sociedad hipócrita basada en un capitalismo exacerbado. El ansia por poseerlo todo y la ambición son los motores que mueven al mundo. No hay espacio para la amistad y el amor puro. El materialismo ha socavado los corazones y las buenas intenciones y la vida se ha convertido en una lucha desbocada de intereses.

Entre una sucesión de giros inesperados y una aceleración sin freno llegamos hasta el final más vacío que he afrontado nunca.

La idea de que la vida sigue y el destino no espera ni perdona a nadie descuella sobre todo lo demás. No somos más que testigos inermes del paso del tiempo. Por eso, el consejo que parece darnos entre líneas Fitzgerald es que deberíamos alejarnos de la toxicidad de personas que nos hagan mal y establecer vínculos con aquellos que, por mucho que el mundo se vuelva en nuestra contra, estén codo a codo para acometer cualquier tormenta que venga.

Por último, es mi deber hablaros desde el corazón y recomendaros que invirtáis vuestro tiempo en leer lo que es, para mí, una joya de la Literatura Universal.
Enlace: https://lacasadelnomada.com/..
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