Un «amo» no quiere saber lo que opinan sus mascotas
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Un «amo» no quiere saber lo que opinan sus mascotas
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Los kentukis no son mascotas, ni fantasmas, ni robots. Son ciudadanos reales, y el problema —se dice en las noticias y se comparte en las redes— es que una persona que vive en Berlín no debería poder pasearse libremente por el living de otra que vive en Sídney; ni alguien que vive en Bangkok, desayunar junto a tus hijos en tu departamento de Buenos Aires. En especial, cuando esas personas que dejamos entrar a casa son completamente anónimas.
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La gente pagaba para que la siguieran como un perro el día entero, querían a alguien real mendigando sus miradas.
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se preguntó, con un miedo que casi podría quebrarla, si estaba de pie sobre un mundo del que realmente se pudiera escapar.
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Alina envidiaba la tranquilidad con la que Sven hacía de su vida exactamente lo que quería
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Si ser anónimo en las redes era la máxima libertad de cualquier usuario –y además, una condición a la que ya era casi imposible aspirar–, ¿cómo se sentiría entonces ser anónimo en la vida de otro?
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Si ser anónimo en las redes era la máxima libertad de cualquier usuario, y además una condición a la que ya era imposible aspirar, ¿cómo se sentiría entonces, ser anónimo en la vida de otro?
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O hasta entender porqué, desde que había llegado a Vista Hermosa, no dejaba de mirarlo todo con tanta extrañeza, y de preguntarse qué iba a hacer con su vida para que el fastidio y los celos no terminaran de desquiciarla.
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"Y entonces lo entendió: no quería seguir viendo a desconocidos comer y roncar, no quería volver a ver ni un solo pollito gritando de terror mientras el resto lo desplumaba de los nervios, no quería mover a nadie más de un infierno a otro. No iba a esperar a que las benditas regulaciones internacionales llegaran para sacarlo del negocio, ya habían tardado demasiado. Iba a salirse solo. Vendería los dispositivos que le quedaban y se dedicaría a otra cosa. Accedió a la configuración general y, sin molestarse siquiera en sacar antes al kentuki de esa casa, cortó la conexión". |
Había gente dispuesta a soltar una fortuna por vivir en la pobreza unas horas al día, y estaban los que pagaban por hacer turismo sin moverse de sus casas, por pasear por la India sin una sola diarrea, o conocer el invierno polar descalzos y en pijama.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"