Tarjetas de visita

También se hicieron muy populares las series de las tapadas y, por lo tanto, fueron producidas por casi todos los estudios. Para poder hacerlas, posaban ante la cámara, bien ataviadas, las esposas, las hermanas y las amigas de los fotógrafos. Aunque se trataba de una costumbre colonial ya superada, esta imagen identificaba a Lima en cualquier parte del mundo y, por ello, eran muy solicitadas por los visitantes extranjeros.

La guerra con España, que culminó en 1866 con el combate del Dos de mayo, puso en vilo la tranquilidad de los peruanos. Eso hizo que varios estudios fotográficos se vieran en la necesidad de imprimir tarjetas de visita con imágenes de políticos peruanos y de los personajes españoles que participaron en el conflicto. Las fotografías de todos los buques del reino español fueron piezas de colección

A la fecha del acuerdo, el "retrato-tarjeta", como era denominado en Lima, costaba 2 reales por unidad; al poco tiempo, debido a las continuas rebajas, ese precio se redujo a un real.

Los estudios se vieron obligados a reunirse y a pactar precios para evitar el daño que podría causar el descontrol de la oferta. Así nació el "Acuerdo fotográfico", firmado por los estudios de Maunoury, Garreaud, Courret Hnos, y Richardson. Pease se abstuvo de firmar.

El profesor Keith McElroy, pionero en los estudios sobre la fotografía peruana del siglo XIX, denomina el periodo que va de 1859 a 1876 como "la era de la tarjeta de visita"

Se le atribuye al fotógrafo francés Santiago Félix Carbillet haber sido el primero en introducir la tarjeta de visita en el Perú

Gaspar-Felix Tournachon, conocido como "Nadar", fue probablemente el fotógrafo más conocido y favorito de la élite intelectual parisina. Su sello personal era el uso de fondos neutros, concentrándose en la expresión del retratado con un sobresaliente manejo de la luz

El atrezo (como se le llamaba a la utilería usada en el estudio fotográfico en 1860, y que incluía la columna, la cortina, el velador y la balaustrada), era también, un elemento tomado de la pintura

La tarjeta de visita era una pequeña fotografía de 9 x 6 cm montada sobre un cartón algo más grande

Daguerre le había confesado a Morse que su invento no era apropiado para hacer retratos debido a que el tiempo de exposición era muy largo y nadie podría sostener una pose inmóvil durante 30 minutos