Narradores De La Noche

Vi el libro, lo miré, lo cogí, leí el título que me pareció fascinante, leí las breves indicaciones de la contraportada, lo abrí, leí el índice, comencé a leer y ya no pude dejarlo.

Y… de esto hace ya un tiempo, pero en mi memoria siempre permanecerá el momento y las historias contadas por los narradores de la noche.
¿Por qué? Mis recuerdos se activaron, siendo muy pequeña, mi padre, cada noche, me contaba un cuento frente al hogar, cuento que acompañaba con sus modulaciones de voz. Yo, absorta, dejaba mi imaginación vagar, y esta lectura me ha llevado hasta allí, y leyéndolo, he estado de nuevo con mi padre contándome un cuento, los recuerdo todos, me los aprendí porque me encantaban, y ahora oigo su serena voz, miro la chimenea, y estoy dispuesta a soñar.

El narrador de esta historia también recuerda su infancia y su amistad con Salim, un cochero de Damasco que le contaba historias y le hacía soñar, la herencia que le dejó fue su fascinación por las palabras y el relato.

Desde el inicio de la novela se nos dice que Salim, el cochero que hacía el recorrido entre Damasco y Beirut en su diligencia, el contador de historias, una vez jubilado, perdió el habla, se quedó sin su voz sin motivo aparente y de la noche a la mañana.
Parece que fue una especie de encantamiento y podría llegar a resolverse
.
Pero no se quedó sin sus siete amigos, que lo visitaban cada noche ininterrumpidamente. El cerrajero Ali, el profesor de geografía, Mehdi, un peluquero llamado Musa, también un ex ministro, Faris, Tuma , un emigrante que había vivido en América, Junis , propietario del café al que acudían, y por último, Isam, que estuvo en la cárcel por un crimen que no cometió.

El cochero mudo, junto a sus amigos y después de un corto período para ponerse de acuerdo entre todos, empezó a atender y disfrutar de la historia, que cada noche, le contaba uno de ellos y así es como escuchamos los relatos orientales que van narrando, que subyugan y son mágicos.
Son los narradores de la noche porque con sus historias se romperá el hechizo y podrán devolverle el habla.

Los relatos que van contando son cuentos, algunos fantásticos, otros poéticos, incluso alguno de terror, también muy antiguos, sencillos, de aventuras, pero todos ejercen su poder sobre nosotros y la fascinación por lo oriental y por la palabra. Esta es la maravilla.

Lo que se pone de manifiesto en esta extraordinaria novela es la magia que poseen las palabras, el enorme poder de la narración oral, y el grandísimo valor de la amistad.
Todo ello lo recibí de mi padre, en esa parte tan importante de mi niñez que tanto me enseñó.

En toda la obra se percibe el gran respeto por todas y cada una de las culturas, así como el deseo de vivir en paz con todos sus vecinos y por supuesto, reitero, que es verdaderamente un feliz canto al poder de la palabra.

Voy a contarles un cuento: ¿Conocen el de los cuervos? Es uno de los que me contaba mi padre, y lo recuerdo muy bien. Érase un vez , hace ya muchísimos años… bueno, es mejor dejarlo aquí y leer los relatos del libro.

Los cuentos son breves y resultan ser las primeras historias que cuentan los mayores a los mas pequeños. Los cuentos cuentan historias que dejan esos rostros boquiabiertos, alucinados, reflexivos, pensativos , mientras van intentando lanzar un hilo que consiga reunir el relato en un asunto comprensible para ellos.

Los bueno, los malos, los ejemplares, los generosos, los desposeídos y todo un desfile de personajes y situaciones que empezarán a enseñarles una pequeña parte del mundo.

Luego será le vida, pero primero van a ser los cuentos. Los cuentos serán a través del relator el material que les vaya acercando al descubrimiento de personajes valerosos y entregados, generosos, desprendidos, en definitiva, ejemplares.
Estos serán los que dirigirán sus más aplaudidas simpatías. Por el contrario, discriminarán con gesto mohín, a todos aquellos que representan los arquetipos de la crueldad y la maldad.

Los cuentos siempre consiguen lo que persiguen, el milagro de la reunión a través del relato oral, la reunión más hermosa, mayores y pequeños llamados al mismo fin, la ilusión de lo imposible como si pudiera encarnarse en lo real.

Cualquier relato con origen, temática, escena árabe trae a mi memoria a la sin par Sherezade. Estos relatos han realizado el mismo efecto, me retrotraía a época incierta, a escenarios de calles estrechas y frescas a pesar del calor reinante, de olores entremezclados y del almuédano convocando a los fieles a la oración desde sus alminares, de bazares variopintos y abigarrados, de callejuelas atiborradas de actividad y bullicio, de cantinas rebozando consumidores de cafés y tés, así como fumadores de narguilas. Sí, estas son la imágenes que se dibujaban en mi mente mientras leía esta colección de cuentos.