En un tono delicioso, dieciochesco, erudito y espiritual, tenemos un intercambio epistolar entre una francesa afincada en Madrid, condesa de Montoro y Francisco Maria Arouet conocido como Voltaire. La correspondencia apócrifa sirve de pretexto para pasar en revista la vida, la obra y el pensamiento del divino Voltaire y hacer un paralelo, al mismo tiempo, con la vida en la atrasada España de aquella época. |