Barnabe palideció. −¿Qué cosa?− Ya no podía echarse atrás. Estaba custodiado por aquellos seres del bosque. Era tarde para escapar. Tímidamente el joven se adentró en aquella enigmática edificación, su corazón latía rápidamente. Pero al divisar aquella hermosa gema tornasol en medio de la habitación, una gran calma le invadió. Comenzó a respirar tranquilamente, relajando sus tensos músculos. Una pequeña sonrisita se dibujó en su rostro. Era como estar en la seguridad del hogar.
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