El poder del perro

Toda mi vida he visto a mi padre leer novelas del oeste americano y nunca me han llamado la atención, pero después de leer “El poder del perro”, de Thomas Savage, soy capaz de entender por qué le fascina tanto esta época y este ambiente.

Esta novela, obra maestra de la literatura del oeste americano, es una historia de personajes, de escenarios, de ambientes… Una obra que imagino revolucionaria en su época (fue escrita en 1967) por la crítica tan dura, aunque sutil y elegante, que hace al racismo, al genocidio, al clasismo, a la homofobia y a esa masculinidad viril y tóxica que sigue coleando aún en nuestros días.

Una novela que atrapa desde el primer párrafo y que, aunque experimenta una ligera bajada de intensidad hacia su ecuador, hace que el lector mantenga la atención hasta el final, donde da el golpe maestro que hace que ames la obra.

Como digo, una historia de personajes profundos, más allá del potente Phil, que es el alma de la historia a pesar de su forma de ser y de tratar a los demás, el resto de personajes mantiene esa intensidad y ese dramatismo que envuelve toda la obra, cada uno con su personalidad y sus características, sorprendiendo la capacidad del autor para conseguir que el lector siga sintiendo la presencia y la importancia, incluso, de los que aparecen brevemente.

También es una novela de ambientes y escenarios, pues logra captar a la perfección el patriotismo, la nostalgia y el afán por conservar las tradición, la soledad de la llanura y el desierto americano, polvoriento, caluroso, seco, salvaje…

Una obra que se lee, se siente y se vive intensamente por lo que cuenta y por la brillante forma de contarlo; con una prosa poderosa, elegante, cargada de verdad y verosimilitud y con una gran inteligencia narrativa, Savage es capaz de absorber toda la esencia del oeste americano en unas pocas páginas y sumergirnos en ella a través de un drama sutilmente apasionante. Qué grata, dolorosa y deliciosa experiencia ha sido averiguar cuál es “El poder del perro”.