(...) en quién pienso cuando habla de la suerte -qué sabrán ellos de la suerte si no te conocen-. |
(...) en quién pienso cuando habla de la suerte -qué sabrán ellos de la suerte si no te conocen-. |
Te vi follar y fallar y no sé cuándo me gustaste más: cuando te contemplé proclamándote diosa o cuando te observé confesándote humana.
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Y, de repente, perdí el frío. Fue así, mirarte fue el deshielo. Te contemplé y vi cómo se reconstruía la primavera en mi vida. Las cuatro paredes de mi habitación se abarrotaron de esas margaritas que solo saben decir que sí. Te despertaste y se me llenaron los ojos de pétalos. Me miraste y te pregunté: ¿Qué has visto en mí? Una flor en medio de un campo de ruinas, contestaste tú." |
Nunca dejabas de irte, nunca cesabas en tu empeño de no querer historias enteras, tu costumbre de llevar siempre deshilachadas las costuras...
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Lo malo de arder es que después del incendio solo quedan cenizas. |
Porque recordarnos es lo único que podemos hacernos. |
Beso uno a uno todos los segundos que te quedas en mi cama para tener al reloj de nuestra parte. |
Te despertaste y se me llenaron los ojos de pétalos. Me miraste y te pregunté: ¿Qué has visto en mí? Una flor en medio de un campo en ruinas, contestaste tú. |
-que eso es el amor: sentirte de alguien que sientes que es tuyo, sin serlo- Por eso, porque creo como una atea en las plantas que hablan de lo que es y no de lo que fue o de lo quieres que sea te hablaré de mí, porque contigo soy todo lo que siempre he querido ser. |
Desde que estás me sobra todo lo que tengo --me sobra hasta lo que no tengo-- porque tú me das todo.
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Marinero en tierra