![]() |
"[...] No sé. Usted me intimida. Mi imagen en los espejos estaba domesticada. La conocía tan bien... Voy a sonreír: mi sonrisa irá hasta el fondo de sus pupilas y sabe Dios en qué se convertirá."
|
![]() |
"[...] No sé. Usted me intimida. Mi imagen en los espejos estaba domesticada. La conocía tan bien... Voy a sonreír: mi sonrisa irá hasta el fondo de sus pupilas y sabe Dios en qué se convertirá."
|
![]() |
"¿Y en qué se reconoce a los verdugos, si se puede saber? Inés: Tienen cara de miedo." |
![]() |
Y sin embargo, mira que débil soy, un soplo: sólo soy la mirada que te ve, sólo este pensamiento incoloro que te piensa.
|
![]() |
Bueno, alondra mía, ¿No estás contenta? Me escupiste en la cara para agradarle y nos hemos peleado a causa de él. Pero se va, el aguafiestas; nos dejará entre mujeres.
|
![]() |
¡Pero sí, sí! Confía en ella. Necesita un hombre, puedes creerlo, un brazo de hombre alrededor de su talle, un olor de hombre, un deseo de hombre en ojos de hombre. En cuanto a lo demás...¡Ah! Te diría que eres Dios padre si eso pudiera agradarte.
|
![]() |
¿Estás ahí? Bueno, escucha, vas a hacerme un favor. No, no retrocedas. Ya lo sé: te parece raro que puedan pedirte ayuda, no estás acostumbrada. Pero si quisieras, si hicieras un esfuerzo, podríamos quizás querernos de verdad. Mira: mil repiten que soy un cobarde. ¿Pero qué son mil? ¡Si hubiera un alma, una sola, que afirmara con todas sus fuerzas que no he huido, que no puedo haber huido, que tengo coraje, que soy decente, estoy...estoy seguro de que me salvaría! ¿Quieres creer en mí? Te querría más que a mí mismo.
|
![]() |
Piensa en mí, Pierre, piensa solo en mí, defiéndeme; mientras pienses: mi aguaviva, mi querida aguaviva, estoy aquí sólo a medias, soy culpable sólo a medias, soy aguaviva allá, junto a ti.
|
![]() |
¡Ah, olvidar! ¡Qué chiquillada! Lo siento a usted hasta en los huesos. Su silencio me grita en las orejas. Puede coserse la boca, puede cortarse la lengua, ¿eso le impedirá existir? ¿Detendrá su pensamiento? Lo oigo, hace tic tac, como un despertador, y sé que usted oye el mío. Es inútil que se arrincone en su canapé, está usted en todas partes; los sonidos me llegan manchados porque usted los ha oído al pasar. Hasta el rostro me ha robado: usted lo conoce y yo no lo conozco.
|
![]() |
No sé. Usted me intimida. Mi imagen en los espejos estaba domesticada. La conocía tan bien... Voy a sonreír: mi sonrisa irá hasta el fondo de sus pupilas y sabe Dios en qué se convertirá.
|
![]() |
Nosotros parpadeábamos. Eso se llamaba parpadeo. Un pequeño relámpago negro, una cortina que cae y se levanta: el corte ya está. El ojo se humedece, el mundo se aniquila. No puede usted saber qué refrescante era. Cuatro mil reposos en una hora. Cuatro mil pequeñas evasiones.
|
¿Quién es autor del libro?