Como bien dice Saramago al comienzo, este libro no es una guía de viaje que seguir al pie de la letra. A través de las descripciones del autor lo acompañamos por todas las ciudades y pueblos que conforman Portugal. Así, descubriremos lugares muy interesantes y enriquecedores, desde los más conocidos y famosos, hasta los lugares más recónditos del país. Saramago se llama a sí mismo como "El Viajero", creando una especie de dualidad entre el protagonista del libro y él como autor. Así, es capaz de generar una conexión y complicidad con el lector. Es preciso señalar el gran trabajo de documentación que ha requerido este libro. Aunque se trata de una lectura larga y que se cuece a fuego lento, se trata de un acercamiento a la cultura e historia de nuestro país vecino que recomiendo encarecidamente. |