al día siguiente no murió nadie...Con estas palabras nos introducimos en esta sucesión de situaciones disparatadas a raíz de la extraña circunstancia de que en un país determinado y de un momento concreto, la muerte como tal deja de existir. Who wants to live forever?...De repente llega a mi cerebro el conocido tema de Queen en la banda sonora de Los inmortales, pero poco tiene en común con la historia que tenemos entre manos. En esta ocasión y en esta "temporal" inmortalidad (si esto fuera posible) no existe épica, no hay guerreros de cuerpos esculturales enfrentados en singular y definitiva batalla al grito de ¡Solo puede quedar uno!. Y esto nos conduce al quiz de la cuestión, qué sucede si no hay muertes pero el proceso degenerativo humano sigue su curso habitual. La consiguiente acumulación de cuerpos decrépitos y la falta de recursos de todo tipo para hacerle frente a la situación plantea un número creciente de problemas de compleja solución. Con un estilo personal y nunca falto de ingenio, consigue sumergirnos en la historia abordando diferentes planteamientos de los principales organismos o personajes involucrados; desde el propio rey a la maphia, de los servicios funerarios a las compañías de seguros... Si bien es cierto que su escritura puede parecer un torrente desbordado con uso continuo de apreciaciones, diálogos, pensamientos o elucubraciones varias con escasez o el uso particular de los signos de puntuación, no resta brillantez al ingenio y la imaginación del autor para mantener el interés. Este ha sido mi primer libro leído de José Saramago pero confío en que no sea el último. |