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Creo que es de justicia comenzar una reseña de esta novela diciendo que, a mí parecer, es un texto absolutamente necesario, más aún en esta época que hemos vivido y continuamos viviendo. Nos narra Saramago una historia en la que sucede una epidemia mundial de ceguera. A través de este hilo conductor narrativo, Saramago aprovecha para demostrar la vileza humana. Como ocurre en El señor de las moscas, los humanos esperan llegar a una situación límite para demostrar su verdadera cara: la maldad y el egoísmo. de este modo suceden acciones terriblemente crueles en la novela (sobre todo una acción que tiene lugar en el manicomio y que, quien haya leído la novela, sabrá a cuál me refiero). Pero además de eso, Saramago también ataca a la mentalidad capitalista y consumista. Así, como resultado de esta enfermedad -que no es más que un pequeño paréntesis en la historia de la humanidad-, Saramago pone en jaque a toda una sociedad que se creía intocable e invencible, y al final, lo único que importa, es solucionar los problemas de necesidades básicas tales como el alimento, la ropa y la vivienda. Todo lo demás es secundario. Estilísticamente, la novela es muy interesante. Sin prácticamente puntos y aparte, y sin ningún espaciado y ninguna raya para marcar diálogos, consigue Saramago una avalancha narrativa que atrapa al lector y lo arrolla, lo que deriva en una lectura rápida y envolvente. Por todo ello creo que es una obra de necesaria lectura, no ya solo por la historia narrada, que también, sino por todas las enseñanzas y reflexiones que de ella pueden (y deben) extraerse |
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