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No sabía con qué me iba a encontrar cuando decidí leer este eterno pendiente. Una historia conocida por mi pero contada desde una visión totalmente inesperada, no puedo decir que me haya decepcionado pero si esperaba “algo” mas. Independientemente de lo espectacularmente narrado y del Don de la palabra que poseía Saramago, me pareció que le faltó fuerza o magia a esta historia que es tan querida y respetada por mi. Los diálogos que debieron de ser más profundos y reflexivos me parecieron flojos, mundanos y cargados de ironía. Imagino que parte de lo descrito era la intención del autor pero no por ello deja de decepcionarme. Adicionalmente esa particular forma de escribir de este autor me hizo muy pesada La lectura, casi imposible no perderse en sus signos de puntuación y su ausencia de diálogos identificados, pero una vez que te acostumbras llegas a admirar la forma y sello del escritor.
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