Todo el bien y todo el mal

Y por último y lo más importante: móntatelo como quieras, hijo mío, me da lo mismo si te haces ladrón de banco o escalador de ochomiles, pero hagas lo que hagas con tu vida _que también es un poco mía_, hazlo de modo que me entierres tu a mí.

Como si no supiera que en cuanto los hijos empiezan a caminar ya quieren marcharse, y que ser madre consiste en permitir que lo hagan, siempre a la distancia adecuada a cada momento

Los aeropuertos son una transición
Los seres vivos necesitamos transiciones. Alejarnos un poco de lo que dejamos atrás, acercarnos poco a poco a lo que nos espera. El frío de los aeropuertos, las largas distancias, el tiempo muerto e incluso el aburrimiento, todo es parte de una liturgia imprescindible

Los recuerdos son como anclas que amarramos con hilos invisibles y que nos mantienen aferrados a un lugar, a una gente, un tiempo.

Samuel nunca iba con ella. Le aburrían los viajes de trabajo. Además alguien debía quedarse en casa, con el niño. Debía de haberse vuelto loca cuando llamó a Tom y le propuso que se fueran juntos. Cuatro días, tres noches, lujo total, yo trabajo, tú haces turismo, por las noches follamos como locos, ¿te parece bien? La maldad le inundó de cosquillas el estómago. Hacía mucho que no jugaba a ser mala, adúltera, traidora.

El auténtico mensaje, a veces, es todo lo que no se dice.

A veces con querer mucho a nuestros hijos y con tomar decisiones no es suficiente. También es necesario querer adecuadamente y toar las decisiones correctas en los momentos adecuados, Reina, ¿me entiendes?