La isla de las últimas voces

Hoy os traigo mis impresiones sobre "La isla de las mil voces", una novela en la que se mezclan el misterio y la acción con leves toque sobrenaturales, que me ha gustado pero no ha resultado ser lo que esperaba.



Navidad de 2016. Un impetuoso temporal se acerca a la isla escocesa de St. Kilda, un lugar de poco más de cien habitantes perdido en el mar del Norte. Con el servicio eléctrico generado por gasolina y un único ferry que la comunica con el resto del mundo, aunque haya ocasiones en que le resulte imposible llegar hasta allí, su población subsiste en una precaria economía basada en la pesca. Estar allí es como viajar veinte años atrás en el tiempo.


Un avión militar con diez personas a bordo, entre militares y civiles, sobrevuela el espacio aéreo de la zona en misión secreta, por lo que el vuelo no aparecerá registrado en ninguna torre de control. Algo más viaja con ellos: La Caja. Cargada unas horas antes en una isla perdida entre Noruega y Groenlandia y con un destino incierto, La Caja no es un contenedor al uso. Es de acero blindado y mide doce metros de largo. Su contenido está refrigerado y podría tratarse de algo potencialmente peligroso dados los medios con los que va protegida. No obstante van a surgir complicaciones técnicas y el avión acaba perdiendo altura y estrellándose en las heladas aguas del mar. al accidente sobreviven el misterioso contenedor que, gracias a los pescadores de la zona, acaba desembarcando en las costas de St. Kilda y el sargento Dave Dupree, que iba escoltando el misterioso objeto en el mismo vuelo. A partir de este momento mucha gente se va a empeñar en abrir La Caja y esto podría ser un terrible error…



En esta misma isla se encuentra Carmen, una española sumida en el duelo por una horrible tragedia familiar. Un dolor que aún lleva a cuestas y que la forzó a dejar su trabajo y alejarse de su tierra y de la familia, buscando refugio en el lugar más apartado que encontró. Carmen trabaja en el único hotel de la zona, ayudando a la dueña que no está muy bien de salud y compartirá protagonismo con Dave.



La nueva publicación de Mikel Santiago cuenta con un inicio prometedor ante el que resulta complicado contenerse, porque desde el mismo momento en que se nos plantea la existencia de la Caja, se genera en el lector tal estado de tensión e incertidumbre que necesita, a cualquier precio, saber cuál es su contenido y por qué reviste tanto peligro su posible apertura. Con una prosa exenta de artificio, unos diálogos chispeantes gracias a ciertas pinceladas de un humor socarrón que le restan dramatismo a la novela, y una narrativa muy visual que te hace sentir como si estuvieras contemplando una película hollywoodiense de acción sobre catástrofes y militares de élite que tratan de evitarla, el autor ha creado una historia en la que la supervivencia es el tema principal sobre el que pivota todo el argumento.



En esta ocasión, el punto fuerte de la novela no recae en sus personajes, sino en la ambientación. El autor deja a un lado las excesivas descripciones y, con las pinceladas justas, logra trasladarnos hasta un lugar aislado geográficamente y por una meteorología adversa. Esta incomunicación estará causada por las inclemencias del tiempo (la ventisca, el frío y el azote de la lluvia) que cobran protagonismo a medida que avanzamos en la lectura, generando esa atmósfera opresiva e inquietante de tensión y misterio que la trama necesita para que el lector se mimetice con los habitantes de una pequeña localidad que es víctima de la grave crisis económica y que luchará, a cualquier precio, por su supervivencia.



"La isla de las últimas voces" se encuentra estructurada en siete grandes bloques y a lo largo de toda la trama se irán alternando dos voces narrativas. Ciertos capítulos están contados a través de un narrador omnisciente, que irá cambiando entre los distintos escenarios y personajes, y otros están narrados en primera persona por Dave Dupree, todo un acierto por parte del autor porque ha llevado a cabo un extraordinario análisis psicológico de él, permitiéndonos a través de un monólogo interior intimista profundizar en su personalidad y acceder a sus pensamientos para tratar de entender su comportamiento o incluso llegar a empatizar con él. Este constante cambio de perspectiva entre los dos narradores ayuda a mantener la tensión, pero le va a restar fluidez a la trama.



En cuanto a los personajes, tenemos tanto héroes como villanos. Su protagonista principal me ha recordado mucho a esos personajes de películas de acción que, mientras simula dormitar, está planeando cuál es la mejor manera de acabar con tu vida, y algunos de sus logros y ciertas situaciones en las que se ve implicado me han parecido rocambolescos y rebuscados. El resto de personajes secundarios, que serán más o menos relevantes, presentan desdibujadas las líneas que los contornan y apenas se profundiza en ellos, lo suficiente para que sepamos quiénes son. Incluso hay alguno que podía ser obviado sin temor a que su ausencia afectase a la totalidad del argumento. También me han sobrado algunas situaciones donde lo sobrenatural está demasiado presente y peca en ciertos pasajes de fantasioso.


Sintetizando: "La isla de las últimas voces" es un thriller de fácil lectura que contiene una correcta dosificación de la intriga, ciertos toques sobrenaturales y una tensión que irá in crescendo para tratar de provocar ansiedad en el lector. Un relato con una ambientación claustrofóbica que nos traslada hasta una isla escocesa que queda incomunicada por las adversidades climatológicas y hasta la que llega una caja que constituye un serio peligro para todo el que esté cerca de ella. Una novela que gustará a los lectores de Stephen King por compartir situaciones y elementos temáticos.
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