La isla de las últimas voces

Desde que me topé allá por el año 2014 con la primera novela escrita por Mikel Santiago La última noche en Tremore Beach supe desde el momento en el que la leí que estaba frente a un escritor al que le seguiría la pista. Sus novelas son altamente adictivas, bien escritas y con temáticas bastante variadas, con el eje común del suspense que está presente en todas y cada una de ellas.


La novela comienza dándonos el punto de vista de Dave, un soldado al frente de un equipo encargado de transportar una enigmática caja de acero negro. No sabe qué contiene, pero su misión es hacerla llegar a su destino intacta o destruirla si algo se tuerce en el camino.

Después conocemos a Carmen, una española, que huyendo de un pasado marcado por una fatídica tragedia, trabaja en un hotel en la isla St. Kilda situada en el mar del Norte. Allí intenta escapar de su triste historia y empezar una nueva vida.


Los puntos de vista de ambos protagonistas se irán intercalando en los distintos capítulos que conforman la novela, que siendo de corta extensión ayudan a dar gran agilidad a la narración y permiten al lector darse el capricho de leer un capítulo más sin tener que emplear demasiado tiempo, pero con el peligro de irse a dormir a las tantas 😆.


St. Kilda, una pequeña isla con unos cien habitantes de población en temporada baja, se encuentra casi deshabitada debido a que parte de sus habitantes habituales se han ido para pasar las Navidades fuera y también para intentar esquivar el temporal que se avecina. Sólo unos pocos se quedan para pasar las fiestas, pero la aparición de un extraño objeto que los pescadores arrastran hasta tierra desencadenará una oleada de psicósis y violencia tal que convertirá a la isla en una trampa mortal.

El punto fuerte de esta novela es su ambientación. El autor consigue que te sientas atrapado, acorralado, sin salida, tal como los personajes van sintiéndose a lo largo de la historia. El hecho de que la acción transcurra en el ambiente inhóspito de una pequeña isla aislada en el mar, con el frío, la niebla y la lluvia constantes, contribuyen a aumentar esas sensaciones.


A mí me recordó al Stephen King de los buenos tiempos (It, Desesperación, El resplandor...). Ese que consigue atraparte con una historia en la que algo desconocido, muchas veces indeterminado pero siempre maligno, llega a una población apartada y desata la locura colectiva.


Esta novela me ha hecho recordar por qué en la adolescencia caí rendida a los pies del maestro King, al que hace mucho que no leo, por eso creo que dentro de poco leeré algún libro suyo de los que tengo pendientes en mi estantería.


Para los amantes de la literatura de terror y del suspense, este autor siempre es un seguro, y esta novela en concreto una gran lectura que os hará disfrutar de una trepidante historia.
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