Las sombras del sótano

Hacía mucho tiempo que no leía una historia escrita por un autor novel. Quizás por la tremenda cantidad de obras que suelen abarrotar el mercado sin pasar por un mínimo filtro editorial o porque a uno se le acumulan historias que uno ansía devorar por encima de sus posibilidades. La sencillez de publicación que existe hoy en día, unida a las malas artes de empresas que se aprovechan de la ilusión de los autores que sueñan con ver su obra impresa, lleva a que entres a este tipo de historias con una necesaria cautela, dejando pasar novelas que merecen un poco de atención.
Por eso me sorprendió encontrarme con un libro tan arriesgado como es el debut de Tania Santana en Las sombras del Sótano. de entrada la sinopsis que presentaba hizo que se me desbordara la curiosidad. No dejaba de narrar dos historias entrelazadas en las que un pasado turbio y oscuro se iba a cruzar con los hechos contados en el tiempo presente. Sin embargo, una de esas tramas giraba en torno a un personaje cuyo gusto por la carne humana le llevaba a contar sus experiencias a través de un diario y eso, como es evidente, captó mi atención.
Y, la verdad, es que Tania consigue ensamblar una historia en la que tanto pasado como presente se van alternando con una naturalidad inusual para ser la primera obra de la escritora. Los acontecimientos que van transcurriendo a lo largo de la novela generan esa curiosidad necesaria para seguir adelante en un thriller de estas características y, sobre todo, consigue que mantengas esa curiosidad por conocer lo que está ocurriendo en todo momento hasta que se desvelan sus sorpresas.
Sin embargo, no todo es bueno. Se nota que la autora mima a sus personajes, tiene claro lo que quiere hacer con ellos y, encima, es capaz de ponerlos en situaciones límite que estremecerán a más de uno. Pero no terminan de mantener la credibilidad necesaria para que te desgarren por dentro cuando deberían hacerlo. Por otro lado, la evolución de los mismos es pobre y no terminas de empatizar con ellos, por lo que el impacto ante los acontecimientos que les sucede es mucho menor.
Además hay ciertas tramas que no terminan de funcionar y parece que fueron introducidas para respetar ciertas normas convencionales, tratando de contentar a todo tipo de lectores que necesitan algo de alivio a las situaciones grotescas que están leyendo. Eso no tiene por que ser malo, pero resulta molesto que, ante ciertos momentos cargados de dramatismo, esté uno pendiente de otros menesteres innecesarios que solo ralentizan la acción.
Eso lastra un resultado ante una novela que pone toda la carne, nunca mejor dicho, sobre el papel para que el lector pase un rato entretenido, lleno de giros de trama sorprendentes y, sobre todo, muy arriesgados. El tipo de novela perfecta para pasar un buen rato tratando de armar un puzzle cuyas piezas funcionan.
No es la novela que arrasará en el mercado ni tampoco lo pretende, pero es una propuesta fresca de una autora honesta a la que habrá que seguir la pista tras ver como trata a sus personajes. Un entretenimiento lleno de secretos que disfrutarán los que se quieran acercar al género sin que salgan traumatizados.