Tu cruz en el cielo desierto

Carolina Sanín comienza una relación a distancia con un escritor que conoce a través de twitter. Un escritor que dice admirarla y que vive al otro lado del mundo, en China. Pero la cosa sale mal, y entonces Sanín escribe este libro como una especie de redención. Como una manera de intentar entender. Como una manera de re-construir una historia que siempre ha estado fuera del alcance de sus manos.

Este libro es un intento de poner palabras a esa sensación que se nos queda en el estómago cuando nos damos cuenta de que alguien a quién queríamos nos ha engañado, esa sensación de vergüenza y de culpa cuando te dicen: ¿ah, pero que pensabas que esto iba de amor?

Se trata de una especie de ensayo de autoficción sobre el amor, el desamor, y todo lo que hay entre medias. Sobre sentirse ilusionada, y luego engañada. Sobre sentirse otra. Sobre sentir que el otro no sólo nunca quiso verte, sino que nunca te vio en absoluto. Sobre sentir que te has entregado a una idea que no tenía una realidad material a la que agarrarse. Sobre sentir que todo lo has imaginado, o que lo imaginado ha sido más real que lo supuestamente cierto. Es una divagación que va saltando entre la vida de la autora, sus clases, sus viajes, las cosas que ha leído y las palabras de otros. Es un libro que trata de descifrar el lenguaje del amor y del deseo, y qué, al hacerlo, sólo consigue que parezca algo aún más inasible, aún más indescifrable.

"Todo romance es una encarnación (...) de las lenguas romances, las lenguas vulgares que hablamos y hablábamos cuando inventamos el amor romántico y en las que componíamos canciones de amor, por oposición a la lengua en la que escribimos el saber. (....) todos nuestros romances son vulgares, pero el que hubo entre él y yo fue más literalmente vulgar que otros en tanto que estuvo compuesto solo de palabras."

Me ha gustado la escritura de Sanin, muy lírica y metafórica, aunque a ratos la lectura se me ha hecho un poco pesada, porque he sentido que en la narración se colaban nociones sobre el amor romántico que a mí me echan un poco para atrás. Aún así, os animo a acercaros a su escritura, porque escribe muy bonito.

Carolina Sanín (Bogotá, 1973) construye este libro arrebatada por el despecho, sintiéndose traicionada, o más bien, en la búsqueda de su sentir, tras poner fin a un romance apasionado pero exclusivamente virtual y a distancia con un poeta casado que vive al otro lado del mundo.

"Emprendo este libro como un sufrimiento que no puede vengarse. Como lectura y también como desquite".

La autora, deseante y obsesionada con el amor, desgrana esta relación sin presencia (su amante y ella nunca se tocan, nunca se produce el ansiado encuentro en persona), abordando en un constante ir y venir de sus pensamientos el amor y el deseo femenino y las diversas formas de atarlo con el lenguaje, jugando con sus metáforas, sus contradicciones, su erotismo, incluso su crueldad. Más que un tratado sobre el amor, yo diría que versa sobre el desamor o el mal de amores y su sanación por medio de la escritura. Cuanto menos su desahogo y reparación.

Sanín también repasa algunas de sus relaciones anteriores, siempre volviendo al engaño y al sentimiento de culpabilidad. Va y viene en su escritura despojándose de la complejidad de sus sentimientos en un constante monólogo interior que reposa en referencias bíblicas y a la cultura clásica, a Dante y a Shakespeare, al don Juan de Tirso de Molina, a las corridas de toros y el traje del torero. Se apoya en sus clases de literatura, en conversaciones con su psicoanalista y en una performance que realizó por aquel entonces.

Sus reflexiones se detienen en la sutil violencia del engaño, en la intimidad o por contra, en el escándalo, en el perdón, en la vergüenza, en la necesaria corporeidad y presencia de la persona amada, en el deseo desaforado y la pasión que está en el centro de esa cruz que lleva por título este libro.

Me gustan cada vez más estos géneros híbridos, a caballo entre la novela autobiográfica (más bien deberíamos llamarla autoficción) y el ensayo. Me mantienen atenta y me hacen pensar y aprender más sobre mí, sobre todo si tratan como en este caso, las pasiones humanas universales.

Carolina Sanín tiene una forma de escribir espectacular y una capacidad para hilar temas increíble.

La novela, si lo podemos llamar novela, está escrita como si fuera más bien escritura automática, porque salta de un tema a otro rapidísimo, pero con una forma ágil y amena.

En la historia nos cuenta su historia de amor telemático con un poeta chileno. El amor 3.0 que se inicia en una red social y escala a través de las pantallas,'pero ella se frustra y nos lo cuenta y también nos cuenta la pasión a distancia.

Es un libro que invita a la reflexión y con el que reflexionamos, no solo sobre el amor, sino sobre la masculinidad, los roles de las parejas, la literatura y un sin fin de cosas.

Es mi primer Sanín, pero no creo que sea el último.

«Detén el ruido: escribe». Este libro es la necesidad imperiosa de escribir, de componer, de expurgar todo lo que siente la autora. Carolina Sanín se vuelca en este escribir. Es su transitar hasta el estado siguiente, hasta atravesar el dolor de un amor que la desilusionó.

El amor de cuerpo ausente vive en China y Carolina Sanín en Colombia. El vínculo nace en Twitter e Internet, avivado a través de mensajes de texto y videollamadas, y nunca se concreta en una unión física. La ausencia se torna una cruz pesada y desgarradora. En este libro, la autora expone el amor a distancia, los encuentros eróticos, las diferencias, las violencias y termina repensando las expectativas, las posibilidades, los diálogos y la necesidad de amor. Indaga en el autoconocimiento y confiesa las responsabilidades propias.

Es un ensayo sobre el amor, el deseo, la necesidad de otra persona, de un vínculo, de pasión, de encuentro. Es una reflexión en última instancia de cómo construimos la identidad de la otra persona desde lo que nos dice, pero también desde lo que reflejamos en el vínculo y todo lo que le exigimos. También medita sobre las vinculaciones virtuales, los roles masculinos y femeninos en las relaciones, el lenguaje, el romance, la escritura; se pregunta qué es la intimidad; enlaza sus interrogantes con Shakespeare, Dante, Las mil y una noches, la Biblia y Rulfo, entre otras referencias. Todo este libro es una conversación fascinante consigo misma.

Este texto me hechizó, lo leí escuchando la voz de Carolina Sanín. Es un libro que devoré con ansias y que al mismo tiempo me hizo detener, reflexionar y volver a leer. Leerla siempre es un gran placer.

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