Sombras de identidad

La Scadrial vislumbrada en Aleación de ley cobra vida haciéndonos partícipes de un modo directo de las preocupaciones de sus habitantes. Una sociedad avanzada que podría compararse con la europea en plena Revolución Industrial, en la que religión y nobleza vuelven a ser piezas fundamentales en la trama. Los cultos derivados de la trilogía original tienen un papel protagónico a la par que las grandes familias, las cuales ostentan el poder al controlar tecnología y producción, pero cuyo dominio parece tambalearse ante el aumento del descontento en la clase obrera. Es precisamente un acto terrorista en relación con el gobernador el que pondrá punto de partida a la historia: ¿quién hay detrás? ¿Qué busca? ¿Qué opina el pueblo?

De nuevo, Wax, Wayne y Marasi nos permitirán acompañarlos en una trama detectivesca, en la que Sanderson muestra una inteligente combinación de alomancia y tecnología al presentarnos la evolución del sistema de magia ya conocido por los libros anteriores y su aplicación en trabajos modernos como son los gabinetes de psicología o el propio cuerpo policiaco (que conoceremos de primera mano).

Si bien Aleación de ley nos introdujo en sociedad y personajes, en Sombras de identidad damos un paso más. Profundizaremos en el pasado de Wax y Wayne, en el autoconocimiento y reafirmación en su nuevo cargo de Marasi y, por supuesto, en elementos propios del mundo creado como son la religión, la sociedad y la evolución de razas ya conocidas como la terrisana.

Con este libro los lazos que conectan Elendel con los acontecimientos del Imperio Final son más firmes y definidos, anunciándose una historia más compleja y oscura que espero se desarrolle en las próximas entregas. Además, en algunos puntos de la novela se crean interesantes paralelismos que nos hacen recordar vívidamente lo narrado en el primer libro: un pueblo descontento, una sociedad que se tambalea y un cambio que aparenta estar terminando de fraguarse.