Alguien bajo los párpados

Empiezo quejándome, espero que me perdonéis, pero… ¿por qué nadie me había dicho que tenía que leer a Cristina Sánchez-Andrade? Nada, nada… no os preocupéis que ya la he descubierto yo solita y tengo toda su obra en la lista de deseos (en @anagramaeditor, por cierto).
 
‘Alguien bajo los párpados' presenta la historia de dos mujeres que han pasado juntas media vida, Olvido y su criada Bruna, en un constante tira y afloja entre el no soportarse y no poder vivir la una sin la otra. Las conocemos ya ancianas, un día en el que deciden dejar su casa en Santiago de Compostela para iniciar un viaje (lleno de misterios) en coche. ¡Y es que Olvido fue la primera mujer con carnet de conducir de la ciudad! Un hecho del que se siente muy orgullosa y no duda en compartir con todo el mundo, aunque jamás se haya molestado en renovarlo.
 
Se subirán al coche sí, pero no sin antes pasar por unos desternillantes preparativos, que sirven de preludio para ir tomando pulso a la novela: se mueve entre el humor, lo negro y la historia en su aspecto más cotidiano. Su viaje será doble, uno por las carreteras gallegas y otro por el tiempo, porque diferentes lugares y conversaciones serán detonantes de recuerdos que nos llevarán a conocer la vida de Olvido tras contraer matrimonio en la década de los 30. al mudarse a casa de su esposo, surge un crisol de personajes secundarios: la suegra, los cuñados (presentes y ausentes), el médico del pueblo, su hija… que irán conformando una trama que se oscurece por momentos.
 
Así, bajo una capa de humor genial (hay conectar eso sí…), se esconde una historia de esas que pone los pelos de punta que toca temas como la política y la guerra civil, pero los que son los realmente importan: el papel de la mujer, la salud mental, la maternidad, la soledad, el duelo y cómo ante el dolor, se crean lazos inesperados e irrompibles.
 
Sánchez-Andrade juega de vicio a incomodarte (sobre todo con los olores), mantenerte en vilo y hacerte reír. Esta novela deja frases y reflexiones para el recuerdo, al tiempo que describe ambientes de tal forma que lo ves ante sus ojos (una casa oscura llena de gente y secretos, un pazo donde un republicano se esconde en el horno, un bosque lleno de flores…) y escenas tan vívidas que te dan hacen poner cara de estar comiendo un limón.
 
Una novela inclasificable donde conviven risas y crímenes, lágrimas y recetas,… un libro lleno de extrañas parejas que de alguna forma funciona. Olvido y Bruna harán las delicias de todos los lectores que amamos a “las señoras” y donde Galicia es un personaje más.  
 
Gratísimo descubrimiento de una autora a la que seguiré leyendo.

Doña Olvido y Bruna son dos ancianas de Santiago de Compostela que pasan de los ochenta años. Bruna es la criada de Olvido, lo ha sido toda su vida, y juntas emprenden un viaje en coche que, se intuye, llevan mucho tiempo planeando y posponiendo.

Llevan por equipaje un “bulto” sospechoso en la parte de atrás y les acompaña una gaviota como pasajera en el techo de su coche escarabajo.

Lleno de situaciones totalmente esperpénticas, Cristina Sánchez-Andrade nos va relatando este viaje que también es un viaje en el tiempo, ya que la narración salta del pasado al presente con una facilidad pasmosa y con maestría.

Ambas historias, pasada y presente, se van complementando mutuamente y ayudan a componer el puzle que nos plantean estas dos ancianas. El presente es ese viaje a destino desconocido y los sucesos que van ocurriendo a lo largo de los kilómetros. El pasado – para mi gusto más logrado- está compuesto por todas las piezas que conforman la vida de cada una de ellas: sus familias, sus juventudes, sus sueños, sus traumas… con la guerra civil española como telón de fondo.

Si me preguntaran de qué va este libro, diría que habla de la memoria, los resentimientos, la locura, los arrepentimientos, los fantasmas interiores y, sobre todo, creo que los tres protagonistas son la soledad, la muerte y el amor y el miedo a amar. Esos elementos son los que acompañan a las dos protagonistas y al resto de personas a lo largo de toda la obra.

Creo que está muy bien retratado el carácter gallego y todo lo “mágico” que rodea al sentir de los gallegos, sobre todo lo más rural y lo relativo a la muerte. Pero también opino que esto va a ser algo complicado de captar – al igual que todos los localismos, expresiones e incluso palabras en gallego – por personas que no estén relacionadas de alguna manera con esta cultura.

Es un libro con una trama muy intensa e interesante, muy bien escrito y con un estilo muy particular. Se lee muy bien y, en cierto modo, te mantiene pegada a sus páginas con incertidumbres que necesitas resolver, pero no me acabó de convencer.

Es todo demasiado exagerado y los cambios del humor al drama (aunque al principio me reí bastante) creo que no están bien llevados. Todo tiene su lógica, casi todo acaba aclarado y comprendido, pero no deja de ser demasiado desproporcionado.

También he echado en falta saber algo más de las vidas de Olvido y Bruna en el espacio intermedio entre los dos periodos relatados; hay un vacío temporal que, a mí, me hubiera gustado conocer: ¿cómo vivieron ese tiempo? ¿cómo fueron alimentado sus sentimientos? ¿cuándo decidieron, y por qué, ese viaje eternamente pospuesto?

En conclusión: no es una lectura que me haya disgustado, pero tampoco será una de mis destacadas. Es la primera vez que leo a la autora y no me ha parecido mal libro, pero el estilo no es el mío; leeré más de ella para contrastar.

ALGUIEN BAJO LOS PÁRPADOS
CRISTINA SÁNHEZ-ANDRADE

Olvido y Bruna dos mujeres ya octogenarias, la primera es la señora de la casa y la segunda su criada, emprenden un viaje en un Volkswagen desde Santiago de Compostela a un lugar desconocido (hasta el final). Bruna va vestida de novia, lleva en su bolso un mazo, y en el asiento trasero llevan un bulto, que parece un cadáver. Olvido parece que hable sola, rememorando el pasado, mientras Bruna, parca de palabras, solo asiente o no dice nada.
El pasado se ambienta en la guerra civil española, en la Galicia rural. Hay personajes de un bando político y del otro, y darán lugar a situaciones dramáticas.
Olvido tiene una familia demasiado rara. La suegra Pelagia, maniática al máximo de la limpieza, Conchita la hija que viste y desviste muñecas, que le trae su hermano Cristino, en sus viajes a París, donde va por prescripción del médico de cabecera Ángelo para intentar sanar su "enfermedad". Benigno, el marido de Olvido, que parece ser el normalito de la casa.
Candeliña, la hija de Olvido, criada por Bruna.
Todos los personajes parecen salidos de una novela de Valle Inclán, son puros esperpentos.
La autora pasa magistralmente del presente a los recuerdos, sin fisuras.
Hay muchas muertes en el pasado y otras cuantas en el viaje.
Los principales temas de la novela son el miedo a morir, los amores y desamores, la soledad.
Lo que más me ha gustado es la magia que envuelve todo lo acontecido con esa forma de sentir los gallegos. . Pasas de reír a llorar en milésimas de segundos.
Podríamos pensar que es una historia sin ton ni son, pero se va deshilvanando todo lo que ocurrió en el pasado dándole sentido a lo que ocurre en el viaje.
Si queréis saber, el pacto, donde van y porqué, tenéis que leerla.

Olvido y Bruna son dos personajes que no te dejan indiferente, tienen cierto aire siniestro pero al mismo tiempo resultan entrañables. Las he acompañado en un viaje lleno de recuerdos, rabia, dolor, odio y de sonrisas agridulces. Situaciones cómicas que rozan hasta lo absurdo y que consiguen sacarte alguna que otra sonrisa, se mezclan con la crudeza de sus vidas. Seguidas por una gaviota cual Virgilio acompañando a Dante en su viaje, estas dos grandes señoras no sólo me han hecho partícipes de sus secretos, anhelos y miedos, también me han llevado a mi niñez. He descubierto los secretos de sus silencios, esos que han acompañado y acompañan a tantas y tantas personas a lo largo de sus vidas. Esas historias no contadas que desvelan el carácter de cada uno y que en algunas ocasiones se vuelven tan agrias con el paso de los años que parecen ser hasta un chiste de mal gusto. Me quedo con Olvido y ese hambre voraz que tiene de cariño.