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Bueno, debo decir que he tardado la friolera de un año y medio en leerlo. El problema ha estado en que quise leerlo en conjunto con otro libro más y ahí estuvo mi error. Es el tipo de libro que necesita dedicación absoluta. Nos encontramos con Alana de Coaña que nos narrará la aventura. A la corte de Alfonso II el Casto, rey de asturias, acude un mensajero anunciando el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago en la conocida entonces como Iria Flavia. Inmediatamente una comitiva se pone en marcha para cotejar esos restos, y es así como surge el primitivo Camino de Santiago. Alana aprovecha para acompañando a su rey, acudir en busca de su hijo Rodrigo, pues sospecha que algo no marcha bien. Alana es un personaje encantador, prudente pero impulsiva. Tenemos una edición muy cuidada, con detalles hermosos. Utiliza un lenguaje rico y bello, bonita prosa plagada de descripciones de paisajes, alimentos suculentos (he sentido gula XD) Si tengo que decir que el final después de tanta prosa y detenimiento me parece precipitado, es una obra lenta y justo cuando llega el final tiene prisa. Por lo demás como decía, es para dedicarle tiempo y deleitarse con él. |
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