Superman: Año uno vol. 3 )

Aviso antes de seguir que habrá mucho spoiler, y es que cuando necesito resaltar debilidades, debo dar datos concretos.
El libro arranca ya mal porque se quedó en un hilo que daba a pensar que se estiraría algo más y a las primeras de cambio a Súper se le acaba el amor o lo que fuese y se encuentra con Lois Lane, que no entiendo por qué viaja en un submarino, solita, a punto de ser abatido. Todos sabemos que lo más normal en un periodista es conducir una nave submarina.
Pues bien, Súper la salva y le mira la cartera, y averigua que trabaja en el Daily Planet, así que ni corto ni perezoso decide estudiar periodismo y en dos viñetas se convierte en el mejor de su promoción y el rector le ofrece trabajo, ¿dónde?, pues claro en el Daily Planet. Ya no solo eres invencible sino que estás tocado por la varita de la fortuna.
Una vez construida su sólida identidad secreta (ya todos sabéis, unas gafas), empieza a mostrarse en público y a perseguir maleantes de poca monta en la ciudad, al más puro estilo de Spiderman pero usando pegamento industrial en vez de telarañas. Pero Luthor se interesa por él, y aquí se produce una conversación tan absurda que de verdad me gustaría pensar que se trata de una mala traducción, aunque creo que no. Creo que no ha habido coordinación posterior entre Romita y Miller, es decir, uno guioniza, el otro dibuja lo que le da la gana, y el guionista no revisa que encaje el resultado. Una pena.
Pues eso, que Luthor dice tres palabritas mal expresadas y Súper se convierte en su títere, como si el chaval fuese tontito.
Y por ello marcha a Gotham a dar hostias a Batman, aunque antes le demuestra que es el tipo más duro, no sea que todavía no nos hayamos dado cuenta de que este Superman es muy arrogante.
Cuando está a punto de cascarle al murciélago, llega una tía ligera de ropa y lo coge del brazo, y sin más explicación les dice que allí empieza una nueva era en la que debe prevalecer la JUSTICIA.
Así que sí, así empieza la JLA, con tres desconocidos que apenas han intercambiado dos palabras y una wonder woman que lo primero que pide a Superman es una beso para que la recuerde.
Pero no contentos con eso, buscan a Luthor y lo someten al látigo de Diana, por lo que un Luthor muy mal parado en este cómic (¿alguien sale bien parado?) empieza a contarlo todo desde la muerte de Kennedy hasta una trama alienígena por la que Superman decide abandonar al grupo (ni dos horas han durado juntos) y marchar al espacio.
Y ahí se queda, con semejante horizonte abierto y sin continuidad, a Dios gracias.
Una pena de historia.
Una pena de Frank Miller.
Dos estrellitas por los dibujos de Romita.