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Después de un primer volumen muy acertado, y una segunda parte decepcionante, nuestro elfo oscuro Drizzt Do'Urden deja atrás todo vínculo con su gente y abandona la Antípoda Oscura para aventurarse en la superficie, un mundo del que no sabe nada y en el que tendrá que aprender a sobrevivir. Todo el libro gira en torno a la búsqueda de su propia identidad, así como a la búsqueda de amigos y un hogar, pero se trata de un elfo oscuro, y nadie está dispuesto a darle una oportunidad a una criatura semejante. El libro empieza de forma bastante espectacular con un enfrentamiento ante los barjes, unos casi demonios que están en la superficie solo para alimentarse de otros seres y alcanzar la madurez. Pero aquí viene la sorpresa: la trama de los barjes acaba pronto y de forma abrupta, y se inicia una segunda parte, y una tercera, y hasta una cuarta, completamente diferentes. al final pierdes la cohesión y el interés por la historia, y solo queda conexa por la persecución de un humano que sabes que no es rival de talla para el protagonista. Te sientes algo así como si en un juego de lucha, la batalla final fuese contra el más mediocre de los rivales, ese al que todos pueden. Por lo demás, una lectura fácil con buenos momentos aislados, como el capítulo del dragón rojo o la batalla junto a Montolio, el vigilante ciego. Me consta que hay otras trilogías posteriores que retoman el personaje, pero francamente, y a pesar de que me empezó gustando mucho, el autor ha sabido quitarme el interés por seguir leyéndolo. |
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