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Este fue mi último libro de 2020 y el primero de 2021. No porque se extendiera sino porque repasando fragmentos opté por volver a leerlo entero. Y es que la primera lectura la hice con el estómago encogido, teniendo que detenerme varias veces para respirar, impactada por lo que leía y cómo me era transmitido. La segunda lectura la hice prácticamente sin descanso, intentando retener todo porque creo que lo que cuenta lo merece, merece ser conocido y no olvidado. Son tres mujeres, una reportera, una educadora social reconvertida en guerrillera y una campesina, las que hablan. A pesar de tener diferentes orígenes sociales su historia irá irremediablemente unida a la del conflicto armado peruano, una por impulso, otra por convicción y otra por mero azar. Sin embargo, todas lo terminarán sufriendo de manera similar, porque la violencia en las guerras distingue a las mujeres de una manera concreta. Los capítulos cortos y los cambios de voces hacen más llevadera la brutalidad y el horror, aunque conforme avanzamos sabemos que es difícil salir de ese bucle en el que todo se repite, no hay diferencia de clase, ni temporal, ni ideológica. Claudia Salazar Jiménez ganó con este libro el Premio de las Américas a la mejor obra de ficción publicada en español en 2014. Que hayan pasado 6 años para que llegara hasta nosotros reafirma la importancia de compartirlo y recomendarlo, porque hay que saber y no hay que olvidar. |
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