La sangre de la aurora

Hay libros que llegan para clavarse en tu pecho y dejar abierta una herida. Este es, sin duda, uno de esos libros.

La sangre de la aurora es un texto corto y preciso que contiene, sin embargo, una v.iolencia enorme, inenarrable, incomprensible y absolutamente desgarradora. Tres mujeres de diferentes orígenes se enfrentan aquí al conflicto interno en Perú, con la especifidad que conllevan sus diferentes posiciones: una campesina que vivirá la parte más descarnada de la masacre de primera mano, una fotoperiodista que se encontrará con el horror mientras busca alertar al mundo de lo que está sucediendo, y una mujer que ha dejado toda su vida por una causa que cree justa y que, sin embargo, terminará justificando la más terrible de las violencias.

Pero, sobre todo, estos tres personajes se enfrentan a lo que significa ser mujer en un conflicto armado. Las posiciones de víctima y victimario se trastocan, se diluyen cuando miramos a la violencia que se ejerce hacia los cuerpos de las mujeres. Ellos, los que violentan, vengan de donde vengan, se creen con derecho a apropiarse de sus cuerpos, con derecho a usarlos y usurparlos a su antojo, hasta la extenuación, hasta la muerte, o peor, hasta la muerte en vida.

"Convertido en un campo de batalla, tu cuerpo ha quedado absolutamente vulnerable." (...) "Subo a la superficie. La v.iolencia me ha parido otra vez. Habla, cuerpo. Grita, cuerpo."

Con este texto a caballo entre la ficción y la realidad, ya que está basado en testimonios reales que salieron a la luz en la Comisión de la verdad, Claudia Salazar Jiménez nos recuerda que la violencia hacia las mujeres es transversal y específica. Que es brutal y que está tan normalizada que ni siquiera se toma en consideración. Nos recuerda que hay que mirar allí donde no quiere mirar nadie.

"¿Qué queda después de todo? No queda nada. Hacia dónde voy a mirar ahora. (...) Jamás podré decir que lo he visto todo. Sé que siempre hay algo más terrible a un par de pasos. El horror siempre puede crecer, expandirse por cada partícula del aire."

Un libro cortito, pero muy bien escrito y realmente original. La autora acierta completamente al presentarnos la historia reciente de Perú entrecruzando las experiencias de tres mujeres muy diferentes y de extractos sociales distintos.

Y a pesar de que lo hace sin separaciones de ningún tipo, la historia resulta muy dinámica y no permite que te pierdas en ningún momento.

En ella, una fotoperiodista, una educadora social de clase media reconvertida en guerrillera y una campesina, parten de situaciones y vidas muy distanciadas entre si para concluir las tres en un mismo pueblo, una misma situación trágica y unos mismos sucesos. Están predestinadas a sufrir un mismo destino sólo por el hecho de ser mujeres.

La historia acontece en los años 80/90 del pasado siglo, bajo la sombra de la actividad violenta del grupo guerrillero comunista Sendero Luminoso, que marco a la sociedad peruana, y acabó con la vida de muchos de sus ciudadanos. Esta actividad paramilitar, tuvo a la vez su reflejo en la fuerza ejercida por el gobierno y el ejército a su mando sobre el pueblo peruano.

Me ha parecido un libro muy revelador, y que me ha permitido conocer más de lo acontecido en esos años en el país andino.

Este fue mi último libro de 2020 y el primero de 2021. No porque se extendiera sino porque repasando fragmentos opté por volver a leerlo entero. Y es que la primera lectura la hice con el estómago encogido, teniendo que detenerme varias veces para respirar, impactada por lo que leía y cómo me era transmitido. La segunda lectura la hice prácticamente sin descanso, intentando retener todo porque creo que lo que cuenta lo merece, merece ser conocido y no olvidado.

Son tres mujeres, una reportera, una educadora social reconvertida en guerrillera y una campesina, las que hablan. A pesar de tener diferentes orígenes sociales su historia irá irremediablemente unida a la del conflicto armado peruano, una por impulso, otra por convicción y otra por mero azar. Sin embargo, todas lo terminarán sufriendo de manera similar, porque la violencia en las guerras distingue a las mujeres de una manera concreta.

Los capítulos cortos y los cambios de voces hacen más llevadera la brutalidad y el horror, aunque conforme avanzamos sabemos que es difícil salir de ese bucle en el que todo se repite, no hay diferencia de clase, ni temporal, ni ideológica.

Claudia Salazar Jiménez ganó con este libro el Premio de las Américas a la mejor obra de ficción publicada en español en 2014. Que hayan pasado 6 años para que llegara hasta nosotros reafirma la importancia de compartirlo y recomendarlo, porque hay que saber y no hay que olvidar.