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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
28 October 2021
Ariadna, princesa de Creta, ha tenido que crecer con la deshonra de su familia persiguiéndola. Debido a la desobediencia de Minos, que se negó a sacrificar a su mejor toro blanco para Poseidón, el dios se venga enloqueciendo a su mujer, Pasífae, para que esta cometa zoofilia con ese mismo toro y de ese acto se engendre al Minotauro. Temido y repudiado por todos, tanto Pasífae como la pequeña Ariadna ven a la criatura tal y como es al principio, solo un indefenso bebé, por lo que pronto le cogen cariño hasta que este crece y el Minos le encarga a su mejor artífice, Dédalo, que construya un laberinto para encerrar al monstruo y usarlo como castigo para aquellos que osen contradecir al rey de Creta. Cuando Minos ordena que cada siete años se debe sacrificar a un grupo de atenienses y usarlos como comida para la criatura debido a una disputa entre Atenas y Creta, en la última remesa de víctimas aparecerá el príncipe Teseo. Obnubilada por el héroe y cansada de soportar lo que por culpa de Minos han sufrido tanto su madre como ella, así como la muerte y la violencia causada por su hermano, Ariadna se toma la aparición de Teseo como una señal para acabar de una vez por todas con el reinado de terror del Minotauro. A espaldas de su familia, la princesa ayudará al héroe a salir con vida del laberinto y a acabar con la vida de su otrora amado hermano. Pero ella sabe que su traición no tardará en ser descubierta, por lo que acuerda con Teseo que, cuando él vaya a huir, Ariadna y su hermana pequeña Fedra, quien también estaba al tanto de los planes de la mayor, zarparán con él en su barco dirección a Atenas. Sin embargo, la travesía no sale tal y como Ariadna se esperaba y descubre que tras la heroicidad de Teseo, en realidad se esconde una serpiente.

Ariadna es una joven que, durante años, ha presenciado cómo su padre Minos socavaba a su madre, Pasífae, quien acarreaba sobre sus hombros las decisiones egoístas del rey, como el nacimiento del Minotauro. A pesar del horror, Pasífae llegó a querer a la criatura, sentimiento que le transmitió a su hija mayor. Pero aunque ambas consiguieron sobreponerse de este hecho traumático e intentaron ver a Asterión, que así se llamaba de verdad, como alguien más de la familia, la violencia y la furia del Minotauro se volvieron imparables conforme este crecía, por lo que el rey ordenó que Dédalo le construyera una prisión que, además, serviría para castigar a aquellos que se le opusieran. Durante años, Ariadna quiso hacer algo al respecto y ayudar a su madre de alguna forma, pues Pasífae pasó de ser una reina luminosa y alegre a convertirse en una sombra; y su oportunidad se dio cuando apareció Teseo, dispuesto a terminar con los sacrificios al monstruo y, de paso, debilitar el poder de Minos. Esta historia se vende bajo la premisa de que Ariadna es la verdadera protagonista del mito, no Teseo como siempre se ha dicho, y se reivindica desde una perspectiva más feminista el papel tan importante que tuvieron las mujeres en la mitología, papel que ha sido relegado a un segundo plano, ensalzando por encima de todo las hazañas de sus grandes héroes. O eso es, al menos, lo que te cuenta la sinopsis.


Sin embargo, me he topado con una novela que de empoderamiento femenino tiene más bien poco y que nos repite los mismos clichés clasistas y machistas desde una falsa perspectiva de género. Si bien es cierto que Ariadna adquiere más peso en esta especie de retelling del mito clásico, no es el personaje feminista y valiente que esperaba encontrarme. Dado que es una reescritura, me esperaba que la autora aprovechara esto para que Ariadna tuviera más presencia, fuera más reivindicativa, valiente y decidida, al mismo tiempo que mantenía la esencia del personaje original. No obstante, lo que me he encontrado es a una princesa sumisa, conformista e ingenua. al igual que en el mito, se enamora de Teseo nada más conocerlo sin saber nada de él, solo porque es apuesto y de aspecto heroico. Este "enamoramiento", encaprichamiento más bien, es el que le lleva a arriesgarlo todo para ayudarle. Aunque ella insiste en que lo hace como venganza a los agravios que han sufrido ella y su madre y también como una especie de venganza hacia Minos, se deja bien claro que su motivación principal es que no quiere que Teseo muera porque le ama. Honestamente, me esperaba que este enamoramiento tan apresurado se desarrollara un poco más, se le confiriera de cierta profundidad o que la autora le diera la vuelta de alguna manera para que Ariadna no quedara como una adolescente tonta que se deja llevar por una cara bonita, puesto que, aunque eso es fiel a la historia real, yo quería empezar a ver ya desde este punto ciertas trazas de ese feminismo que se nos promete. Pero no, de nuevo tenemos el cliché de joven inocente que se prenda del héroe por apuesto y por la falsa creencia de que él la va a salvar de su vida en palacio. Además, no solo hace caso a todo lo que le dice Teseo, sino que después aparecerá otro hombre relevante en su vida y veremos cómo el patrón se repite (muchacha sumisa que quiere complacerle por amor) y la única diferencia relevante es que, en este caso, el nuevo amante no abusa de ella ni la traiciona.

Por otro lado tenemos a la que para mí ha sido la verdadera protagonista, Fedra. Mientras que Ariadna no experimenta ningún tipo de evolución a lo largo del libro, pues lo único que hace es lamentarse por su situación, culpar a los dioses y a Teseo de sus desgracias y conformarse con lo que tiene porque es incapaz de buscar nada más, su hermana pequeña brilla dentro de la historia. Cuando empieza la novela, Fedra es apenas una niña, pero ella también termina obnubilada por los encantos de Teseo, siendo finalmente la que se gane, en cierto modo, su corazón. Aunque al principio de su nueva vida como reina de Atenas todo parece ir como la seda, pronto se dará cuenta de que su esposo no es trigo limpio y de que no se siente tan feliz como debería interpretando su nuevo papel. No solo le pesa la ausencia de su hermana mayor, sino que se siente insatisfecha siendo solo "la esposa de". Fedra hace unas reflexiones muy interesantes sobre la relevancia de las figuras femeninas en la historia griega y de cómo estas han quedado opacadas por los hombres, quienes se han llevado todo el mérito conseguido por las mujeres, poniéndose de ejemplo a ella misma y su relación con Teseo. Cuestiona la maternidad y el matrimonio como única opción para las mujeres y el sistema patriarcal que prefiere antes a Teseo como rey, pese a que casi nunca está en palacio, sus decisiones como gobernante son cuestionables y, en general, no se preocupa por su pueblo, antes que a ella, que es la que realmente está sacando la ciudad adelante con sus ideas e inteligencia. Fedra sufre un desarrollo espectacular y es la verdadera vuelta de tuerca que yo estaba esperando en este retelling, lo que hace recalcar aun más las carencias que adolece Ariadna como protagonista. Eso sí, me parece muy interesante el contraste que hace la autora entre ambas mujeres: Ariadna siendo la esposa y la madre perfecta, disfrutando plenamente de una vida sencilla como ama de casa, frente a Fedra, incapaz de conformarse con lo que la sociedad le obliga a ser y más interesada en actuar como una reina que como la simple esposa de Teseo.

Siento que la autora ha tratado de imitar pobremente la novela de Circe, de Madeline Miller, donde Miller sí que coge una historia de opresión patriarcal y consigue, si bien no del todo, convertirla en un grito feminista y darle a Circe el reconocimiento que se merece. Sin embargo, a Saint esta jugada no le ha salido demasiado bien y vemos cómo Ariadna se deja guiar una vez más por doctrinas machistas, sin imponerse en ningún momento ni plantearse seriamente si la forma en la que se rige su vida era lo que esperaba conseguir al huir del palacio.

Para mayor decepción, la prosa de la autora no ha estado a la altura. Regresando de nuevo a Madeline Miller, aunque su estilo narrativo es inimitable, sí que era capaz de dotar a su historia de cierta epicidad y poesía, elementos que yo asocio cuando se trata de mitos. Pero en el caso de Saint, su escritura se me ha antojado demasiado simple, plana, carente de sentimientos, con alguna que otra metáfora para tratar de elevar el texto y adecuarlo a lo que estaba narrando, sin terminar de conseguirlo.

Pese a todos estos fallos, puedo decir que es una novela que he leído relativamente rápido (aunque en algunos puntos sentía que el ritmo se ralentizaba demasiado) y que he disfrutado porque parto de la base de que es un mito que me gusta mucho y me encanta que por fin alguien se haya decidido a escribirlo. Aun así, si la historia de Ariadna, Teseo y el Minotauro no os llama especialmente la atención, es un libro que no recomendaría.

Ariadna es una novela de la que esperaba mucho y que se me ha quedado corta. Si bien la he disfrutado, me esperaba una historia con mayor trasfondo feminista, más reivindicativa y, quizá, con un poco más de acción.
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