Una cierta sonrisa

Hacía tiempo que quería leer a Françoise Sagan y por fin lo he hecho con esta pequeña 'nouvelle' ambientada en el París de los 50.

La protagonista de la historia es Dominique, una joven estudiante de la Sorbona que siente que se muere de aburrimiento haciendo una carrera que no le apasiona y saliendo con un chico del que no está del todo enamorada. Pero todo cambia cuando conoce a Luc, el tío de su novio, quien le abre ante sus ojos las puertas a un mundo totalmente distinto del que había conocido hasta entonces.

Más que la historia en sí, me ha gustado mucho el estilo y la forma de narrar de la autora. Introspectiva, con una Dominique que reflexiona constantemente y analiza todo lo que va sintiendo pero que también se deja llevar, muy sincera con ella misma, con sentimientos contradictorios que la hacen muy real. Se abordan temas que en la época debieron ser muy transgresores, pero Sagan desprende un halo de naturalidad y despreocupación que hace que la lectura sea muy fresca a pesar de la complicada situación que está contando. Me ha encantado su forma de expresarse y la ambientación, entre las calles de París y los paisajes de la Costa azul, esbozando un retrato de ese círculo de la sociedad en esos años.
Una novela de aprendizaje y paso a la madurez con un toque desenfadado que se lee en un suspiro y que es, como todos los 'Pequeños placeres' una delicia.