Tenía otra idea del Marqués de Sade, y tengo otra idea de mi Nápoles querida. Tal vez esa poder el paso del tiempo o tal vez porque el Marqués incluyó en el relato de su viaje más ficción que realidad, imagino porque lourdes franceses son muy reacios a reconocer que Italia es mucho mejor que Francia en muchos aspectos. Teniendo en cuenta el perfil de Sade y su fama, resulta sorprendente lo que más le sorprende e indigna de Nápoles es la “depravación” de la ciudad, sus hábitos perversos. Para el marqués, las costumbres ciudadanas se caracterizan por la brutalidad y el deseo único de disfrutar; en Nápoles, con dinero, se puede conseguir todo incluso lo más prohibido. Llega incluso a asegurar que es el mismísimo infierno, por la de diablos que la habitan, curiosa afirmación para un ateo reconocido y muy dado a frecuentar las zonas menos decentes de todas las ciudades francesas (y del resto de Europa). |