Sabiduría de bruja. Tarot

En mi mundo, desde siempre, lo habitual ha sido tener una ｂａｒａｊａ ｄｅ Ｍａｒｓｅｌｌａ en el cajón, para tomar una decisión rápida, o acudir a una conocida a pasar el agua, cuando alguien se encontraba en una mala racha.

En mi adolescencia, todo aquello que había visto con total normalidad, empezó a llamar mi atención y en mis estanterías comenzaron a mezclarse estudios deＪｏｄｏｒｏｗｓｋｙ, con tratados sobre simbología e historia del tarot. Entonces no existía una gran variedad de mazos. Teníamos el tradicional Ｔａｒｏｔ ｄｅ Ｍａｒｓｅｌｌａ -que se distingue fácilmente porque sus arcanos mayores son los palos de la baraja española-, y elＴａｒｏｔ Ｒｉｄｅｒ－Ｗａｉｔｅ, publicado originalmente en 1910 - y que lleva una ilustración diferente e intuitiva en cada uno de los arcanos menores-. Las opciones se terminaban con algunos algunos ejemplares curiosos de Lo Scarabeo que se podían adquirir cuando viajábamos fuera.
Aunque es un resumen muy sucinto, creo que servirá para que se comprenda la maravilla que supone contar, ya no solo con ediciones indie -de las que ya hablaremos-, o con oráculos muy diversos y originales, sobre todo, sino con sets tan hermosos y actualizados como lo es 🆂🅰🅱🅸🅳🆄🆁🅸🅰 🅳🅴 🅱🆁🆄🅹🅰 (Kepler, 2017), de Deborah Blake e ilustrado por Elisabeth Alba, que incluye cartas y guía. Un mazo que se basa en el Rider, pero que está lleno de ɢᴀᴛɪᴛᴏꜱ, ᴇꜱᴄᴏʙᴀꜱ ʏ ꜱᴏᴍʙʀᴇʀᴏꜱ ᴘᴜɴᴛɪᴀɢᴜᴅᴏꜱ. El tarot perfecto para iniciarse en este universo, o para ampliar la colección, y que ninguna bruja moderna puede perderse.