Al pan, pan y al vino, vino. Breve, poquitos personajes, protagonistas dos, uno con preponderancia. No es un libro para la meditación, pasar horas sin dormir pensando en las definiciones, es como el helado de limón entre dos platos fuertes para limpiar la boca de sabores. Vengo de un libro que se las traía, y necesitaba algo muy light y me vino como anillo al dedo, aunque leí libros intrascendentes con mejor desarrollo. |