Sidney Chambers y la sombra de la muerte

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Descubrí por casualidad una serie de televisión, Grantchester, que contaba las peripecias, en los años cincuenta, de un cura anglicano como detective en una pequeña población inglesa. Como ávida lectora, encandilada por la serie, quise leer los libros en los que se basaba tan preciosa producción. No os imagináis mi desilusión inicial cuando descubrí que los libros no habían llegado a España. Imploré para que eso cambiara, y mis ruegos debieron ser escuchados porque éste recién pasado octubre la editorial Duomo Ediciones publicó el primero de los cinco libros publicados hasta el momento: Sidney Chambers y la sombra de la muerte de James Runcie.

Mi alegría fue mayúscula. Sin pensármelo dos veces contacté con la editorial, quiénes fueron muy amables al hacerme llegar, en tiempo récord, un ejemplar. Desde aquí, ¡¡mil gracias!!




Sidney es un vicario muy poco convencional, amante del jazz y del whisky escocés, que se hace cargo de la parroquia de Grantchester. Pero muy pronto descubrirá su otra vocación, al margen de la de la fe: resolver crímenes. Dicha tarea la desempeñará con la ayuda de su mejor amigo, el inspector de policía Geordie Keating, y de su propio intelecto. Aunque no será algo buscado, ya que los problemas parecen perseguir a éste cautivador cura.

Sidney es un hombre joven de treinta y pocos, veterano de la Segunda Guerra Mundial, con un gran corazón y sentido del deber y la moral, al que todo el mundo acude en busca de ayuda. Su alzacuellos facilita muchas investigaciones, ya que todo el mundo parece estar más dispuesto a compartir con él sus confidencias.

El inspector Keating es un hombre también muy inteligente pero algo quemado con la profesión, al que muchas veces Sidney vuelve loco ya que ve crímenes más complejos donde la policía sólo ve casos de fácil resolución. Juntos hacen un gran equipo, aunque Sidney resuelve muchos casos sin apenas ayuda de su compañero.

Sidney Chambers y la sombra de la muerte está compuesto por seis casos independientes, cuyos personajes están todos interrelacionados y evolucionan a lo largo de los mismos, es en ellos donde encontramos una continuidad.

Son casos sencillos, muy amenos y entretenidos que tienen, por así decirlo, una moraleja oculta, una reflexión profunda sobre la naturaleza humana. Asistimos a asuntos relacionados con el desamor o el amor prohibido, dilemas sobre la vida o la muerte, la confianza, el honor... Sidney, desde su posición como religioso, sufre grandes debates internos y, aunque su fe en Dios nunca flaquea, su fe en el hombre se resiente. En numerosas ocasiones se lamenta de estar desatendiendo su labor en Grantchester como vicario, pero siente que su deber de ayudar a la sociedad va más allá de los sermones parroquiales, de las clases de universidad o de los arreglos florales de la iglesia.

A pesar de lo ocupado que está, Sidney tiene tiempo para enamorarse, no quiero desvelar mucho, pero dos figuras femeninas irrumpen en su corazón de forma clave. Hay muchos otros personajes que arropan a nuestro protagonista y que son únicos y entrañables: el inspector Keating, la señora Maguire, su coadjutor Leonard Graham, Amanda, su hermana Jennifer y su labrador negro Dickens ("Puñetas" en la ficción televisiva), entre otros.

A nivel narrativo, su autor tiene un modo de escribir magistral, casi terapéutico que en mis noches de lectura era como un bálsamo para mi cerebro. ¿Sabéis de esas lecturas que son reconfortantes a la vez que entretenidas? Pues eso me ocurría a mí cada noche. Me iba feliz a la cama sabiendo que antes de dormir me iría un rato con Sidney a los años cincuenta a resolver crímenes.



Indagué un poco sobre su autor, James Runcie, y averigüé que tenía una sólida base en la que basar la vida de Sidney. Se trata de un escritor de nuestro tiempo, estrechamente relacionado con el mundo de la televisión. Su padre fue Robert Runcie, arzobispo de Canterbury, así que el autor se crió entre pasajes de la Biblia y asuntos eclesiásticos, lo que dota a su cura-detective de mayor realismo y complejidad.

Debo admitir que la serie de televisión ha adaptado magistralmente las novelas de Runcie, pero ambas narraciones toman caminos distintos y cuentan con notables diferencias que las hacen únicas e igualmente disfrutables, se sigan o no las aventuras de Sidney en papel o a través de una pantalla. Yo, personalmente, aconsejo deleitarse con ambas. Pero advierto que el libro o la serie podrían destriparnos más de un caso (aunque a mí eso no me ha supuesto un problema, sino más bien una aliciente).

Sidney Chambers y la sombra de la muerte de James Runcie es una novela preciosa, con investigaciones sencillas pero reflexiones profundas y complejas, con una narración y ambientación exquisitas, un protagonista que se gana nuestro corazón lector y tramas entretenidísimas, por lo que yo no puedo más que recomendaros con gran insistencia que leáis las aventuras de éste atípico y cautivador sacerdote.




Muy pronto saldrá su segunda entrega: Sidney Chambers y los peligros de la noche. ¿Adivináis quién se muere de ganas por leerlo?



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