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Tengo que reconocer que el libro me ha costado bastante. Es una recopilación de historias relacionadas con el Corán, pero sobre todo de poemas que sirven de apoyo a esas historias para acabar relacionándolas siempre con la alabanza absoluta a Dios como única salvación y sentido posible del ser humano. Puede que me haya costado tanto porque me cuesta a mí mismo dejar a un lado mi faceta de no creyente, y aunque la sinopsis dice que el libro también puede servir de reflexión para los que se consideren ateos o agnósticos, la presencia de Dios en el libro es abrumadora, es el único sentido de todo (cosa que se entiende por otro lado si nos ponemos en la piel del autor que vivió a principios del siglo XIII). Puede ser interesante leer el libro con curiosidad histórica, sobre el Islam concretamente, pero a mí personalmente como libro de reflexión no me dice nada, o muy poco. Los poemas, aunque bellamente elaborados, acaban siempre sonando a lo mismo: Sin Dios el hombre no es nada; Él todo lo dispone y Él todo lo crea. de las historias había esperado más. He leído otros libros sobre el Zen, o el Tao que se basan también en historias que dan pie a una reflexión profunda, en una pregunta sin resolver que dejan un poso de interpretación y descubrimiento interior o sabiduría. Con este libro me ha pasado sólo con un par de historias; el resto me han parecido muy poco interesantes, hasta simples e infantiles diría. Creo que mi propio ser me ha impedido tomar la distancia que tal vez necesitaba para leer este libro, pero de todos modos, opino que no es un libro para alguien que se considere ateo, por mucho que intente buscarle otro sentido a las historias o a los poemas. No está pensado para ellos, simplemente. Esto no quita que se pueda reconocer la magna labor del autor para conseguir crear tal cantidad de historias y poemas.
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