No existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague.
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No existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague.
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Pero nos queríamos mucho. Tu madre era tan bonita, tan, digamos, tan tierna, que daba gusto quererla. Daban ganas de quererla.
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Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo.
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Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío
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Había estrellas fugaces. Las luces en Comala se apagaron. Entonces el cielo se adueñó de la noche. |
- ¿Ya murió? ¿Y de qué? - No supe de qué. Tal vez de tristeza. Suspiraba mucho. - Eso es malo. Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace. |
Y esa es la cosa por la que esto está lleno de ánimas; un puro vagabundear de gente que murió sin perdón y que no lo conseguirá de ningún modo, mucho menos valiéndose de nosotros.
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El camino subía y bajaba: «Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja
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Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos? ¿Qué haré de mis adoloridos labios?
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Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.