Marina

La Barcelona mágica
La historia comienza uno de los días en los que Óscar, un muchacho que reside en un internado en Barcelona, se escapa para ver la ciudad. al caer la tarde y ya con cierta prisa, se cruza con una misteriosa mansión que ve abierta. En ella una música extraña lo lleva a su interior y allí una terrible visión le hará huir sin mirar atrás. Gracias a ello, conoce a Marina, que lo acompañará en su aventura para descubrir la verdad de una mujer misteriosa, la dama de negro.
La verdad es que Zafón nos da todos los ingredientes para que nos lancemos directamente a sus historias. El descubrimiento que Óscar hace al principio de la novela y su encuentro con Marina nos llevan a aventurarnos en una Barcelona muy bien ambientada y que nos da ese misterio que, sinceramente y viviendo en Madrid, la capital no consigue alcanzar. El porqué, bajo mi punto de vista, es muy sencillo.
En las novelas del autor, y así lo he notado especialmente en Marina, se deja espacio al «y si no es real». Parece que esta afirmación es contraria a todo lo que solemos preguntarnos en una novela, pero es que eso es justo lo que destaca del autor. En este caso, todo lo que le sucede a Óscar, tal y como está contado, puede estar pasándole de verdad o no, ya que la verosimilitud racional de lo acontecido hace que hechos fantásticos sean aún más escalofriantes si pensamos en que no son reales.
En cualquier caso, no nos asustemos, la trama sigue, Óscar investiga quién es esa dama de negro junto a Marina y su descubrimiento nos llevará a conocer las leyendas de la Barcelona de postguerra. La novela se encamina, de este modo, al género fantástico y, cuando ya lo es de pleno derecho, emplea todas las claves del género. Especialmente en esta novela me ha gustado la fusión de El fantasma de la ópera con Frankenstein, ya que últimamente pensamos en los retellings, pero realmente hay obras que los usan, los mezclan para su propia trama y salen cosas fabulosas.
El terror a partir del miedo
Normalmente decimos que las cosas dan miedo, sin embargo, la novela me ha hecho plantearme si no será al revés. Cuando Óscar ha entrado de lleno en la investigación y empieza a desgranar qué puede significar esa mariposa negra que asocia a la dama de negro, comenzamos a introducirnos en un mundo extraño, tan real como fantástico.
Contar algo en específico sería hacer severos spoilers, pero lo que sí os puedo decir es que poco a poco empezamos a ver que el miedo que siente sobre todo Óscar empieza a reflejarse en la novela. Las situaciones en las que nuestro protagonista se mete le causan terror porque su punto de partida es el miedo a lo desconocido. Sombras, seres extraños o personas que ya no están empiezan a influenciar en la psique de Óscar que arrastra a Marina a una situación de vida o muerte.
Por su parte, Marina, nos enseñará un miedo a lo real. Aunque acompaña a Óscar en toda la trama, lo cierto es que su mente está puesta en el peligro inmediato: que alguien les haga daño, que tomen represalias… Marina, que es la inductora de la investigación, es al final quien teme la vida y no las sombras, la voz de la razón, que por otra parte cabe decir que es escuchada poquito.
La clave en la extensión
Entonces, ¿qué es lo que en esta ocasión no me ha gustado de Carlos Ruiz Zafón? Pues lo mismo que en la anterior reseña. Creo que el autor peca de la adjetivación en exceso y la descripción desmedida. Su prosa, cuando se trata de acción es magnífica, nos describe la acción y el lugar de manera directa y concisa: sabes dónde está todo, sabes todo lo que está pasando. Sin embargo, en el momento de ambientar, creo sinceramente que es demasiado prolijo. Podríamos pensar que gracias a ello tenemos una ambientación más profunda y que facilita el desarrollo de la acción, pero, bajo mi punto de vista, no es así. Su parte descriptiva se basa sobre todo en las diferentes partes de Barcelona a lo largo del día y, reconociendo que es una maravilla pictórica cuando lo hace, para la trama no es tan relevante y, además, reitero, cuando lo hace de manera concisa lo hace muy bien.
La diferencia con respecto a la novela anterior, y por la cual la recomiendo mucho más, es que esta novela es autoconclusiva. En La sombra del viento nos encontramos una historia que se puede cerrar en ese tomo, pero que sabemos que continúa. En este caso no, Marina comienza y termina en ella, y se agradece el estupendo cierre que hace de la novela. Terminé muy satisfecha tras las últimas palabras, porque bien es verdad que sin ser un final optimista, es el final que debería tener.
Si queréis una novela de misterio y terror, en una Barcelona mágica llena de leyendas, traiciones, amores y secretos, os animo a que os lancéis a Marina, no os vais a arrepentir. Espero que os guste.

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